La petición formal para la realización de un debate entre candidatas y candidatos a la presidencia municipal de Puebla no había llegado aún al Instituto Electoral del Estado, como la semana pasada anticipó Claudia Rivera, la abanderada de Morena-PT.
Y sin embargo, sí se encontraba registrada el 7 de mayo, un día antes de que venciera el plazo legal para formular la solicitud. El documento lo ingresó el representante del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) en el Comité Municipal.
Hasta el cierre de esta columna, no había una respuesta a tal petición y es probable que sea afirmativa en las próximas horas, lo que imprimirá una dinámica trepidante en el arranque de la segunda semana de campañas.
Aunque no está señalado como obligatorio en el Código de Instituciones y Procedimientos Electorales de Puebla, a diferencia de las contiendas para gobernador y presidente de México, es suficiente que haya la petición de una, o uno, de los contendientes para que el árbitro de la contienda inicie la gestión que, por sus características, parece cuesta arriba.
En un plazo menor a tres semanas, el IEE deberá trazar los términos de un debate que incluirá a los 8 aspirantes a ocupar la oficina principal del Palacio Municipal en la capital.
Ahí tendrían que estar Evelyn Hurtado Morales, de Nueva Alianza; Claudia Rivera Vivanco, de Morena; Eduardo Rivera Pérez, del PAN-PRI-PRD; Roberto Ruiz Esparza, del PVEM; América Soto, de Redes Sociales Progresistas; Alfredo Victoria Moreno, del PES; Eduardo Rivera Santamaría, de Fuerza por México; y Edgar Yamil Yitani, de Movimiento Ciudadano.
La construcción de un consenso entre los representantes de las ocho diferentes fuerzas políticas en el Consejo General del propio órgano deberá correr a mil por hora para estar a tiempo, antes de la fecha de cierre de campañas, previsto para el 2 de junio.
Poco menos que titánico espera al equipo que coordina desde la presidencia del Consejo General Miguel Ángel García Onofre y el resto de los consejeros, porque entre otras asignaturas deberá consensuarse al perfil idóneo para moderar ese encuentro, que se antoja como Torre de Babel, a merced del número de voces, corrientes políticas y ofertas partidarias.
No es un asunto superficial construir un acuerdo general o mayoritario acerca del nombre que ofrezca condiciones de imparcialidad. Del perfil que se ponga en la mesa para efectuar el trabajo de conducir y moderar el trabajo en un encuentro que, en la práctica, dependerá en buena medida de la construcción en el imaginario de un trabajo pulcro y equilibrado.
Implicará necesariamente un esfuerzo adicional para lograr la concentración indispensable para aplicar reglas previstas por los equipos de campañas, sus representantes partidarios y aspirantes.
En unas tres semanas deberán encontrar a una empresa productora con solvencia técnica y logística capaz de construir un producto a la altura de la expectativa de todos los contendientes, y de la sociedad que tenga acceso a la señal.
El Instituto Electoral del Estado vivirá un periodo adicional de presiones y desgaste, como ya sucedió en el breve lapso en que debieron definir y autorizar candidaturas de contendientes, a quienes se les quemaban las habas para comenzar el 4 de mayo.
El árbitro de la contiende estará a prueba, una vez más, por el enorme recelo y desconfianza de las fuerzas en pugna.