Fue la crónica de un fin de semana con sobriedad anunciada. La mayoría de quienes acudieron a aplicarse la vacuna de Pfizer contra Covid-19 en los municipios de las Cholulas (San Pedro, San Andrés y Santa Isabel), además de Ocoyucan, esperaban salir directos al festejo que no fue.
Entre 50 y 59 años de edad llegaron a los centros de vacunación en la zona conurbada a la capital envueltos en zapatos tenis, pantalones de mezclilla, vistosas playeras, con relojes de marca y dijes colgados al cuello, sobre los cuales una cabeza canosa y alborotada esperaba por fin su turno para recibir la inmunización.
Fue una jornada de tres días en la que destacó el trabajo solidario, paciente y empático de quienes formaron parte de la organización y aplicación de la vacuna, para quienes somos considerados unos chavorrucos.
Pacientes, esperaron en la fila a pesar de que, en el Hospital para el Niño Poblano, la fila era de unas mil 500 personas. No fue obstáculo, porque la logística dispuesta permitió avanzar con rapidez.
A unos metros del cronista, unos cincuentones, bromistas, gritones y dicharacheros, preguntaron lo que todo mundo teníamos en la cabeza: fin de semana, vacuna y la función de box del jalisciense “Canelo” Álvarez contra el inglés Billy Joe Saunders obligaba al festejo. Por el riesgo de salud tras la inmunización, una negativa rotunda fue la respuesta.
Todos nos fuimos con caras largas, pero vacunados.