La revancha está en marcha, y no es por los cauces de la política, sino por las malas artes de la que podría ser bautizada como la Cosa Nostra, símil de la organización criminal que dio fama mundial a la región de a Sicilia, Italia.
Son las expresiones marginales del grupo que se extinguió horas después de la tragedia del 24 de diciembre de 2018, con el deceso del líder Rafael Moreno Valle tras la caída del helicóptero en que viajaba con su esposa, Martha Erika Alonso Hidalgo.
Una fotografía compartida por el autor de la columna en la cuenta de Twitter, el domingo 25, en la que aparece el exsecretario de Seguridad Pública, Facundo Rosas Rosas, presuntamente responsable de diversas irregularidades, y Ángel Trauwitz Echeguren, ofrece mayores pistas.
Las rondas entre ambos personajes se intensificaron en las últimas semanas. La noche del 21 de abril, el excercano a Genaro García Luna en los tiempos de Felipe Calderón y sujeto a proceso en una Corte Federal de Nueva York, cenaba en la Ruta de los Vinos de La Paz, propiedad de Trauwitz.
Diversos testimonios aseguran que la presencia del personaje, de quien Moreno Valle debió prescindir por la complicidad de sus mandos con grupos dedicados al huachicol, se desarrolló sin la presencia de los escoltas que habitualmente lo acompañan.
A Facundo Rosas parecía que nada le quita el sueño. Ni si quiera la posibilidad de que el caso del niño muerto en julio de 2014 en San Bernardino Chalchihuapan, José Luis Alberto Tehuatlie Tamayo, sea reabierto.
El miércoles 28, una semana después decidió presumir sus “logros” en el combate a la inseguridad, que nadie tomó en serio después del latrocinio provocado a su paso por la Secretaría de Seguridad estatal, incluido el vasto crecimiento del robo de combustible que en esa época dotó a Puebla del primer lugar en robo de hidrocarburo.
“Vamos a chingar a Barbosa”, se ha escuchado con insistencia por el rumbo de Bodegas del Molino, ese lugar que fue convertido en el cuarto de guerra en los periodos electorales del periodo morenovallista.
No hay que especular mucho sobre el significado de esa popular expresión tan utilizada en la cultura mexicana. Octavio Paz, nuestro Nobel de Literatura lo describió con precisión: “El verbo denota violencia, salir de sí mismo y penetrar por la fuerza al otro.
“Y también, herir, rasgar, violar cuerpos, almas, objetos, destruir (…) es un verbo masculino, activo, cruel”.
Por esos mismos días, lanzaron un vaticinio que adquiere otras dimensiones y que perfila la conducta de quien recurre a ese tipo de expresiones, que no son sino el resultado de una conducta propia de quien padece claramente de un desequilibrio.
Ocurrió tras el retiro el pasado 15 de abril del abogado Florencio Madariaga de los casos encomendados, todos sobre probables casos de corrupción en el periodo al que Rosas y Trauwitz vivieron las mieles del poder: esa cabeza la transportarán pronto en una hielera.
@FerMaldonadoMX
Parabólica escribe Fernando Maldonado