El presidente de la Junta de Local de Conciliación y Arbitraje, Mario Aburto Sánchez Daza, es un sobreviviente de los regímenes del pasado, y en consecuencia, su mecanismo de operación estará siempre plegado a los intereses del patrón, en detrimento de trabajadores y gremios sindicales.
El funcionario Sánchez Daza opera al margen de los intereses colectivos por una razón elemental que explica con precisión inaudita el refrán popular: chango viejo no aprende maroma nueva. Y en efecto, ha sostenido una conducta que lejos de ir en consecuencia con la doctrina de la administración en turno, va en contrario.
Ejemplos abundan, pero el más reciente lo ilustra con exactitud: su alianza con una cada vez más fantasmal agrupación cuyo acrónimo es FROC (Federación Revolucionaria de Obreros y Campesinos), liderada por René Sánchez Juárez, desde que el patriarca Constantino Sánchez Romano desapareció.
El eternizado dirigente de esa agrupación cometió una afrenta al postulado de la Cuarta Transformación: mintió, robó y traicionó a sus representados en el caso particular de los trabajadores del Sindicato Único de Trabajadores Mondelez.
Desde que a finales del año 2020 el gremio de trabajadores de la empresa especializada en la producción de chicle y otras golosinas no sólo para México, sino para otros países, decidió por una dirigencia sindical ajena, Sánchez Juárez en contubernio con el presidente de la Junta Local han ejercido presión inaudita.
La pérdida del liderazgo de la base trabajadora no es gratuita. Por una casualidad, los trabajadores de la firma pudieron confirmar el doble papel que el dirigente de la FROC ha jugado: en favor de la parte patronal y en contra de sus representados.
Un monto entregado en calidad de “asesor” terminó por exhibir a quien se ha manejado como representante de una cada vez más desangelada agrupación “revolucionaria”, “obrera” y “campesina”.
La cercana relación que ha mantenido con el responsable de la Junta Local data desde que el gobierno estatal era presidido por el Partido Revolucionario Institucional y en el periodo de la alternancia, con Acción Nacional, siguió la insana operación de operar en contra de los legítimos intereses de los trabajadores.
A la pérdida de legitimidad entre los gremios sindicales hay que añadir eventuales tropiezos futuros. Previamente, ya había perdido la potestad legal para utilizar el nombre FROC-CROC, luego de una disputa legal con la CROM, otra agrupación obrera.
En un periodo perentorio también deberá dejar de disponer de un viejo inmueble en el centro histórico, que alberga lo que queda de la central obrera que hipotéticamente había nacido para hacer contra pero a la monolítica Confederación de Trabajadores de México (CTM), en la que también anida el sindicalismo blanco.
El viejo edificio de la 5 Poniente tiene un muy avanzado proceso de embargo del que deberá dolerse este dirigente que, por lo pronto, tiene como compadre al sobreviviente en la Junta Local de Conciliación y Arbitraje.
@FerMaldonadoMX
Parabólica escribe Fernando Maldonado