Desde la mirada de la sociología de la cultura que analiza las acciones de los individuos o grupo de individuos que —principalmente— a través de la comunicación ocupan las significaciones de los mensajes en un nivel enunciativo-receptivo para establecer un sistema organizado desde las interacciones sociales que se realizan a partir de normas y saberes que constelan el ámbito simbólico, podríamos intentar abordar un panorama de cómo fuimos armados.
Cada gesto, mueca, acción, práctica sociocultural representa un significado para otros y es interpretado como un mensaje que conlleva carga simbólica emitida por alguien para alguien. Se trata de una acción constitutiva de toda situación comunicativa que obedece a la dinámica interaccional del intercambio de información. Este axioma representa la íntima relación entre la cultura y la comunicación.
Ahora bien, la comunicación intercultural aparece en una situación comunicativa concreta propia del espacio-tiempo, es decir, se da en la interacción de cierto contexto social donde los individuos y grupos se posicionan, reconocen, definen y se relacionan. Por otro lado, también se construye la hegemonía que articula corrientes ideológicas y se instaura en las identidades de los sujetos involucrados.
Intentar describir cómo fuimos armados nos propone estudiar la cultura desde los mecanismos de estructuración del mundo, de aquellos modelos que sirven para «darle sentido a nuestra realidad», es por eso que involucra analizar el carácter cognitivo (mente) y comunicativo (relacional) en un terreno simbólico que construye no sólo la intersubjetividad sino también la apropiación, interpretación y reinterpretación.
Sin embargo, adquirir una cultura no significa nacer con ella, sino aprender los significados compartidos que se transmite generacionalmente dotando al individuo de rasgos identitarios que se solidifican a través de la socialización con instituciones como la familia, escuela, medios masivos, entre otros.
Esta postura se aleja entonces de las primeras concepciones de identidad que se entendía como algo amorfo, sin posibilidad de ser moldeado, estático, esencial y connatural. Por ello, es importante subrayar los procesos de comunicación, objetivada en la interacción de prácticas sociales, en la cultura.
La cultura entonces es un conjunto de disposiciones que conducen a los sujetos a pensar, actuar, y percibir de una forma su medio ambiente social, actuando en función de una serie de incorporaciones simbólicas.
En esta multidimensionalidad de realidades es arbitrario pensar que mi cultura, es la cultura.
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Carlos Miguel Ramos Linares
@cm_ramoslinares