“Quizá si supiéramos lo que piensan los demás sabríamos que nadie es común y todos merecen una ovación de pie al menos una vez en la vida. Cuando tengas que escoger entre ser correcto y ser gentil, escoge ser gentil. Sé amable, todos tenemos nuestras batallas y si de verdad quieres ver lo que es la gente lo único que debes hacer es mirar”: Auggie Pullman.

Un plan perfecto de 13 de febrero con sabor a Día de San Valentín, nos llevó a ver en familia -mientras mi hija merodeaba con su cachorra Blanca- la película Wonder, que nos hizo berrear como nunca antes de reflexionar qué pasaría si nos volviéramos más gentiles en lugar de hacer lo correcto.

La historia gira en torno a un niño de 10 años llamado  Auggie Pullman, quien padece una deformidad en el cráneo y rostro llamada síndrome Treacher-Collins. Luego de varias cirugías y de haberse educado en su casa por sus propios padres, Auggie comienza a estudiar en un colegio, donde es discriminado. El pequeño intenta derribar todas las barreras que la sociedad le va poniendo en su camino.

Me detengo un momento en la siguiente frase: “sé amable, todos tenemos nuestras barreras”. Es cierto y es que nos hemos convertido en una especie de jueces empedernidos que no conformes con señalar los defectos del otro, lo aplastamos, descalificamos y humillamos hasta saciar nuestro sentido de superiodad.

Les cuento algo. Durante el primer semestre de 2016 fui, sin exagerar, un ser ruin y despiadado. Mi crítica periodística llegó a niveles insospechados, caí en la trampa del fanatismo, me transformé en un ser insensible y jamás entendí las batallas que otros deben de sortear día a día.

Matías Alustiza y su esposa Paula transitaron del gozo a la tragedia en unas horas. El paso de su hija Guadalupe fue fugaz en este mundo. El entonces ‘11’ de la Franja se ausentó un duelo tras la pérdida, volvió y al cierre de torneo hizo dos goles para contabilizar siete en el Clausura 2016.

En ese entonces no podía entender que el referente, el ídolo, el goleador del Puebla hiciera sólo dos tantos en cinco partidos y fallara, al menos seis cantados de cara a portería. ¿No podía ser sólo amable y entender la batalla?

Lo critiqué en exceso, lo taché de tribunero y entre tanto, recibí un mensaje del entonces jefe de prensa del club, “no sabes por lo que está pasando, no seas tan severo”. Cuanta razón tenías Bojita, no sabemos qué batallas está enfrentando la gente.

“Hay cosas que no puedes explicar. Que ni siquiera puedes intentar explicar. Que no sabes por dónde empezar. Si abrieras la boca, todas tus frases se enredarían en un nudo gigante. Cualquier palabra que utilizaras te saldría mal”, reza R. J. Palacio, autora del libro Wonder.

Ante ello concluyo: me faltó mirar, ser gentil, entender y repetirme día y noche que todos tenemos nuestras batallas. Espero, que a pesar de los años transcurridos, estas líneas sirvan como disculpa.

 

Por Alfredo González López

@AlfredoGL15