Un punto de nueve en disputa, dos goles a favor y seis en contra en tres partidos es el balance del Puebla de la Franja femenil que tiene un juego pendiente ante Santos Laguna, pero que por el momento, se ubica en el décimo quinto puesto de la clasificación a cinco unidades ya de Tigres (que con un juego pendiente) marca la línea de calificación, objetivo que se planteó la directora deportiva de la institución poblana, Marisa González. Sin embargo, el problema no radica en la producción de puntos, sino en repetir vicios de torneos pasados mientras su técnico, Jorge Gómez se sigue convirtiendo en el rey de los pretextos.
Semana tras semana uno ve la evolución de algunos equipos, la mejoría de otros como Cruz Azul que lleva 8 puntos cosechados bajo la dirección de Carlos Roberto Pérez o de Toluca que lleva 9 puntos y hoy juega ante el América, de Mazatlán, de Santos Laguna y esta jornada de Tijuana que goleó como visitante (3-5) al San Luis con un hat trick de Renae Cuéllar, pero el Puebla sigue instalado en una zona de confort muy peligrosa ya que el equipo sigue sin crecer, el estancamiento es notable, sus mejores futbolistas en lugar de marcar diferencias van a la baja (caso de Lupita Worbis, por poner un ejemplo), físicamente sigue sin ser capaz de mantener un ritmo constante en lo que muestra en los primeros tiempos y la producción del segundo lapso y eso hace que sea incapaz de sostener en el nivel como ocurrió ayer ante Cruz Azul donde ofreció un buen primer tiempo con varias llegadas al área contraria y supo ponerse en ventaja en el marcador, para que en el segundo se viera dominado, permitiera el empate y su guardameta, Brissa Rangel tuviera que evitar la derrota con una gran desviada https://www.youtube.com/watch?v=6fS5uxgrL8g.
No es coincidencia que el partido donde mejor se ha visto el Puebla femenil sea el de la semana pasada ante Tigres que se jugó por la noche y donde el cuadro camotero estuvo a punto de sacarle el empate a las campeonas, mientras que en los juegos celebrados al mediodía en casa ante Pumas y Cruz Azul se ha notado que las futbolistas no han podido responder físicamente y han ofrecido buenos minutos en las primeras partes para desparecer en los segundos lapsos. Este es un problema que se viene arrastrando desde torneos anteriores y que desde el club dicen tratar de mejorar ya que para el actual “Guardianes 2021”, el equipo cuenta con dos preparadores físicos: Manuel Contreras y Emilio Márquez, aunque de momento, la mejoría no se nota.
Pese a que este problema es importante, el mayor está en la falta de exigencia y en la nula capacidad de autocrítica. El Puebla tiene buenas jugadoras: Brissa Rangel, Alexandra Godínez, Dulce Martínez, María José López, Ivonne Najar, Lia Morán, Diana Anguiano, Gloria Narváez, Dayana Cazares, la mencionada Lupita Worbis, Mirelle Arciniega (quien ayer reapareció tras su lesión de tobillo, lo cual es una gran noticia para las poblanas) y Mariana Ramos, pero no han podido crecer por la falta de autocrítica en el cuerpo técnico, uno escucha a Jorge Gómez y al entorno de la escuadra femenil y parece que el proyecto del Puebla es una escuela donde se les está enseñando a jugar y a competir, cuando el resto de la liga ya se acostumbró a la competencia.
Carla Rossi destaca por la claridad de sus conceptos, Ileana Dávila por su capacidad de análisis, ayer Carlos Roberto Pérez reconocía que los 8 puntos que lleva cosechados entraban en el presupuesto de inicio de campeonato para que Cruz Azul pueda meterse a la liguilla, es decir, objetivos específicos y una meta final clara. En cambio, Jorge Gómez sigue instalado en un deseo (calificar a la liguilla, sin que diga cómo), en los pretextos, en la capacidad goleadora y en culpar a las decisiones personales de sus jugadoras en ciertos momentos del juego, pero nunca he escuchado que acepte un error; más allá de la cuestión física ya comentada, el Puebla carece de fuerza para cambiar la historia de los partidos, es decir, las modificaciones que el cuerpo técnico hace en los segundos tiempos lejos de ayudar terminan confundiendo a las que están sobre la cancha.
Es cierto que ayer el Puebla generó mucho en el primer tiempo y que estrelló un balón en el poste, pero, aunque por la mínima, se fue al descanso en ventaja con el primer gol de Mariana Ramos (tras brillar en el futbol universitario) y en la segunda parte ya no tuvo fuerzas para mantener la ventaja, ni mucho menos para retomarla; es cierto que Cazares se lastimó y que Mirelle Arciniega apenas regresó a la actividad tras varios meses de ausencia, pero esos son imponderables, la historia general es que este Puebla lleva al menos tres torneos (el que se suspendió hace un año, el pasado “Guardianes 2020” y el actual) mostrando problemas físicos, nula capacidad de respuesta, anemia goleadora, incapacidad para ganar en casa y el cuerpo técnico, que se ha mantenido, nos dice que el equipo mejora, que faltan pequeños detalles como la capacidad de decisión de las jugadoras, nos ha dicho que es un equipo joven tratando de confundir a la opinión pública con la edad de las futbolistas, sin atender al número de partidos disputados en la Liga MX Femenil y ha sido incapaz de solucionar la problemática física de sus jugadoras.
Dentro de los nuevos pretextos están la falta de ritmo de las jugadoras que llegaron para este torneo, Dayana Cazares y Gloria Narváez, que cambiaron de aires tras tener pocos minutos en América y Pachuca, respectivamente, pero no se acepta, por ejemplo, que Narváez ha sido colocada muy escorada hacia una banda cuando sus mejores momentos con Lobos BUAP fueron jugando por el centro. No ha existido una explicación de las causas por las cuales los problemas físicos se siguen repitiendo, a pesar de tener dos preparadores físicos y haber hecho una pretemporada más larga que varios equipos que llegaron a la liguilla como los de Monterrey, Pumas y Querétaro, entre otros.
Mientras varios equipos de la Liga MX femenil crecen y mantienen su progresión, cada partido del Puebla femenil comunica estancamiento, poca exigencia, jugadoras capaces que no pueden seguir mejorando; cada partido del Puebla femenil es una historia ya contada por la falta de gol, por la baja de juego en el segundo tiempo, por los pretextos del cuerpo técnico que encabeza Jorge Gómez y lo único nuevo radica en conocer alguna justificación distinta, de reciente creación. En el Puebla femenil urge que haya exigencia, urge que se pidan explicaciones reales (no pretextos) porque contrario a lo que muchos piensan este equipo cuenta con una buena plantilla de jugadoras que merece que desde el cuerpo técnico las reten a ser mejores, lejos de instalar una zona de confort, con poca exigencia donde para justificar los resultados se caiga en el mundo de los pretextos.
El Blog de Puebla Deportes por Antonio Abascal
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