Desde hace mucho, titulo así columnas para referirme a los problemas a los que se enfrentan los partidos en el poder y a los que inexorablemente se está enfrentando MORENA, el partido que arrasó literalmente en la mayoría de distritos y municipios en las elecciones de 2018, gracias al impulso del presidente Andrés Manuel López Obrador.
El gran problema fue ese: Morena ganó, no por ser un partido con magnífica estructura nacional o porque sus candidatos fueran carismáticos. No. Ganó porque la gente quería votar por López Obrador y porque el slogan de campaña que éste siempre promovió fue: Votar todo MORENA.
Ganarle al PRIAN fue relativamente fácil. La gente estaba harta de la mayoría de sus gobiernos. El tope con la realidad no ha sido nada fácil para quienes ganaron por Morena.
En su mayoría, los personajes que ganaron en alcaldías y aún en gubernaturas (Veracruz y Morelos son los ejemplos más sintomáticos) no tenían idea alguna de cómo gobernar, de qué cosa era la planeación gubernamental o la administración pública y sus incontables áreas específicas. Efectivamente, la mayoría de ellos venían de “las bases” de MORENA y fueron notables activistas… pero jamás habían tenido acceso al poder real.
El resultado ha sido gobiernos que no sabían ni cómo empezar, con un tenaz discurso contra la corrupción de gobiernos anteriores, con la buena idea de ser gestiones diferentes e incluyentes… pero sin ejecución de obras que beneficien a la sociedad, muy pocos logros efectivos en cuanto a castigo a todos esos corruptos y, para su desgracia, con un año prácticamente perdido por la pandemia.
Lo poco que habían planeado para ejecutar obra pública se ha estancado meses. Culpables o no, a la gente no le gusta nada que no haya cosas visibles de un gobierno.
Y así llegamos a los meses previos para la elección local y federal.
La gente nos sigue diciendo en la mayoría de sitios en nuestras encuestas que votaría por Morena. En no pocos casos evalúan mal a su gobernante proveniente de Morena. ¿Están locos los electores? Simplemente siguen aborreciendo al PRI y al PAN. Los gobernantes de Morena han logrado que esa oposición disminuya. Y no en los votantes fieles de MORENA y admiradores contundentes de AMLO. Esos siguen existiendo y son un buen número.
Pero los votantes “switchers” que prefirieron el cambio del PRIAN en 2018 y sufragaron por MORENA sin ser simpatizantes ni militantes del movimiento, hoy sí han disminuido notablemente. Todos tenemos algún conocido o familiar que acepta que votó por AMLO y/o MORENA en 2018, porque era la esperanza para que las cosas cambiaran, pero hoy dice que está arrepentido y nuevamente quiere alternancia.
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Rodolfo Rivera Pacheco
@rodolforiverap