Gracias a diferentes estudios y sobrevuelos de misiones espaciales, los científicos han podido revelar que Encélado, una de las lunas más enigmáticas de Saturno, es helado, geológicamente activo, y que está completamente cubierto por una gruesa capa de hielo que cubre un océano de agua líquida.

Encélado, es la sexta mayor luna de Saturno con cerca de 500 km de diámetro, la cual esconde bajo esa capa helada un océano de agua líquida, que se mantiene relativamente caliente debido a la más probable presencia de fuentes hidrotermales, similares a las que existen en los fondos oceánicos de la Tierra.

En 2017, la NASA anunció que el análisis de vapor de agua que los potentes géiseres de la superficie del satélite expulsan al espacio había revelado la presencia de hidrógeno molecular (H2), una fuente potencial de alimento para numerosos tipos de microorganismos.

Por ello, Encélado se considera como uno de los lugares más prometedores del Sistema Solar a la hora de albergar vida.

Un equipo multidisciplinar de Texas, liderado por Christine Ray, del Departamento de Física y Astronomía de la Universidad de Texas, ha aplicado una serie de nuevos modelos para comprender mejor la química de Encélado. Y los resultados muestran que el océano subterráneo puede contener sustancias químicas capaces de dar sustento a una diversa comunidad de organismos vivientes.

“La detección de hidrógeno molecular (en los géiseres de Encélado) indica que en su océano hay energía libre disponible”, afirma Ray.

“En la Tierra, las criaturas aeróbicas, que respiran oxígeno, consumen energía de materia orgánica como glucosa y oxígeno para crear dióxido de carbono y agua. Los microbios anaeróbicos (los que no respiran oxígeno) pueden metabolizar el hidrógeno para crear metano. Toda la vida puede destilarse en reacciones químicas similares asociadas a un desequilibrio entre los compuestos oxidantes y reductores”, continuó.

Los autores del estudio, explican que dicho desequilibrio crea un gradiente de energía potencial en el que, gracias a los procesos de reducción y oxidación, se transfieren electrones entre especies químicas, la mayoría de las veces con una especie sometida a oxidación y la otra a reducción. Se trata de procesos vitales para muchas funciones básicas de la vida, incluidas la fotosíntesis y la respiración.

Por ejemplo, el hidrógeno es una fuente de energía química que da sustento a los microbios anaeróbicos que viven en los océanos terrestres, cerca de las fuentes hidrotermales.

En el fondo de nuestros océanos, en efecto, las chimeneas hidrotermales emiten fluidos calientes, ricos en energía y cargados de minerales que permiten prosperar a ecosistemas únicos, repletos de criaturas inusuales. Y varias investigaciones anteriores ya encontraron evidencia de chimeneas hidrotermales y desequilibrio químico en Encélado, lo que apunta claramente a condiciones habitables.

Posibilidades químicas para la vida

“Nos preguntábamos si también otros tipos de de rutas metabólicas podrían proporcionar fuentes de energía en el océano de Encélado”, comentó la investigadora.

Pero como eso requeriría de un conjunto diferente de oxidantes que aún no hemos detectado en los géiseres, hemos construido un modelo químico para determinar si las condiciones tanto en el agua como en el fondo rocoso del océano serían capaces de apoyar estos procesos químicos”.

De igual manera, los investigadores analizaron cómo la radiación ionizante que procede del espacio podría crear oxidantes, y cómo la geoquímica abiótica del propio océano y de su núcleo rocoso podría contribuir a los desequilibrios químicos necesarios para que tengan lugar los procesos metabólicos.

“Comparamos nuestras estimaciones de energía disponible con los ecosistemas de la Tierra”, continuó la investigadora.

“Determinamos que, en general, nuestros valores de metabolismo aeróbico y anaeróbico cumplen, e incluso superan, los requisitos mínimos. Estos resultados indican que la producción de oxidantes y la química de la oxidación podrían contribuir a mantener formas de vida y una comunidad microbiana metabólicamente diversas en Encélado”.

Una vez que se identifique las posible fuentes de alimentos en la luna de Saturno, la siguiente cuestión es la de averiguar cuál es exactamente la naturaleza de los compuestos orgánicos complejos que podrían surgir del océano.

En caso de una futura misión espacial, esta debería de atravesar las columnas de vapor de los géiseres de Encélado y así poner a prueba las predicciones de esta investigación sobre la abundancia de compuestos oxidados. Si es así, cabría la posibilidad de que en esa luna de Saturno existan extrañas formas de vida capaces de aprovechar esas fuentes de energía.

 

 

EFVE

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