La suya es la condición del ave rapaz que se alimenta de carroña: cuerpos inanimados y corrompidos por el paso del tiempo, pero no olvidados por familiares, deudos y la comunidad universitaria que justo antes del estallido de la pandemia, salió para exigir poner un freno a la inseguridad que ha cobrado la vida de un creciente número de estudiantes. En esa ocasión habían sido cuatro en Huejotzingo, en medio de la celebración del carnaval de este año, en febrero pasado.
Se trata de Carlos Alberto Morales Álvarez, el diputado que con oportunismo carroñero decidió protagonizar en ese municipio una marcha el viernes 6 con un grupo de acarreados en demanda de seguridad pública a la comuna presidida por Angélica Alvarado Juárez, a quien el legislador conoce mucho más allá del ámbito de lo político y cuya virulencia sólo se explica por el despecho del pasado.
En febrero de este año el ambiente se polarizó tras conocerse del hallazgo en una fosa clandestina de los cuerpos sin vida de Ximena Quijano Hernández, José Antonio Parada Cerpa, Javier Tirado Márquez, estudiantes de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP), de la BUAP y el joven conductor de Uber, de nombre Josué.
El redentor del presente hizo mutis por conveniencia política, y para obtener réditos en una nueva coyuntura, cuatro meses después de la multitudinaria manifestación de estudiantes, profesores y simpatizantes de la comunidad universitaria, salió a las calles de Huejotzingo con un cartelito en las manos para demandare al “Gobierno represor ¡Justicia para los estudiantes!”.
El 25 de febrero la columna Parabólica ofreció “Datos para una pesquisa” (https://www.parabolica.mx/2020/columnas/parabolica/item/1304-huejotzingo-datos-para-una-pesquisa): “todos saben qué grupo delictivo es quien se adueñó de la plaza (…) se trata de la banda conocida como “los chilangos” comandada por un ex policía municipal a quien se le coloca como El Ricky”, reclutado en la corporación cuando Morales Álvarez era edil de Huejotzingo.
El legislador del Movimiento Ciudadano pretendió, con torpeza evidente, apropiarse de un movimiento estudiantil legítimo para exigir a las autoridades implementar protocolos de actuación frente al clima de violencia de la comunidad.
El falso activismo de este heredero de una familia caciquil en ese municipio, no resiste el más elemental de los análisis. Apenas el lunes 2 de noviembre, la Parabólica reveló el conjunto de irregularidades en las que se encuentra inmerso.
Existen carpetas de investigación por presuntos delitos cometidos al amparo de su función como edil. Las indagatorias siguen su curso y es probable que como José Juan Espinosa, el exdiputado del Partido del Trabajo, deba enfrentar consecuencias legales si las imputaciones son debidamente acreditadas.
En otro escenario complejo, será impedido para presentarse en la boleta para ser votado en 2021 si es encontrado responsable de cometer violencia política de género, como ya lo señaló la edil Angélica Alvarado en la Fiscalía para la Atención de Delitos Electorales, cuyo folio es el 1900020916-18B820.
Parabólica por Fernando Maldonado