Sólo quienes participaron de la comida privada saben de lo hablado. Ahí estaban de un lado el dirigente nacional del PAN, el michoacano Marko Cortés y del otro, el exgobernador de Puebla, Antonio Gali Fayad.
El domingo 11 en esta columna se adelantó la presencia del líder panista para participar en la ceremonia del segundo informe de Guillermo Velázquez en el municipio de Atlixco, en el que por primera vez haría una aparición pública el sucesor en el gobierno de Rafael Moreno Valle Rosas, fallecido en 2018.
Un integrante del equipo del edil panista dijo poco después que la presencia de Gali Fayad sería improbable. No se le pudo entregar la invitación para participar del informe en Atlixco; sin embargo, parece difícil dar por válida esa versión.
En Puebla todos saben del domicilio particular de los Gali, en la zona limítrofe entre Puebla y San Andrés Cholula. Lo que parece más acertado y verosímil es haber trazado una cadena de actividades discreta, privada y lejana al escrutinio.
La agenda del dirigente fue modificada en las últimas horas, pues originalmente se tenía prevista una comida entre liderazgos panistas y empresarios habitualmente identificados con esa expresión electoral.
San José Actipan habría sido la escena de ese encuentro. Gali Fayad, se ha dicho iría como diputado federal de Acción Nacional, lo que significaría su regreso a la escena luego de haber entregado el cargo en diciembre de hace dos años.
Sucede en el contexto de una nueva polémica. Por primera vez el gobernador Miguel Barbosa, del Movimiento de Regeneración Nacional, lo señaló por presuntos actos de corrupción como edil de la capital, junto a su sucesor Luis Banck.
El perfil de la visita del dirigente nacional del albiazul fue eminentemente político con miras a la elección del 2021. Un bastión del panismo ha sido el de Atlixco. Más allá del pasaje anecdótico, Cortés llegó a Puebla para pulsar el ánimo del panismo, polarizado por quien ha sembrado división: Genoveva Huerta.
Priva en militantes y liderazgos. Ha desbordado a partir de que la presidenta impuesta por el exoperador del morenovallismo, Eukid Castañón decidió frenar a Eduardo Rivera Pérez, quien parece el mejor perfil de ese partido político para disputar otra vez la capital el próximo año.
No sólo eso, pues ha dejado correr la versión de que ella misma aspira a ser candidata. La especia no ha sido desmentida y al contrario, alimentada desde que comenzó a utilizar un discurso de descalificación en contra de la actual presidenta municipal Claudia Rivera Vivanco, de Morena.
Es el escenario con el que se encontró Marko Cortés, quien ha mantenido lazos de comunicación directos con otros liderazgos en el estado, como el presidente de la Fundación Preciado, Humberto Aguilar Coronado y el ex dirigente Rafael Micalco, ambos distanciados de Huerta Villegas.
Marko Cortés tiene ahora un panorama más definido y acaso la pregunta obligada será: ¿Convenció al exgobernador Gali para aparecer en la boleta?
@FerMaldonadoMX
Parabolica.mx por Fernando Maldonado