El gobernador Miguel Barbosa y el presidente del Congreso Gabriel Biestro, anunciaron investigaciones en el manejo de recursos durante las gestiones de Antonio Gali y Luis Banck, quienes fueron Alcaldes supuestamente provenientes del PAN (aunque Gali nunca se ha afiliado al partido blanquiazul y Banck ni siquiera contendió en una elección y tampoco es miembro de ese partido… es más, recuerdo que en la década 2000-2010 siempre fue un entusiasta priísta que aborrecía… a los panistas).
Las cuentas ya han sido aprobadas por el Congreso del Estado a través de la Auditoría Superior (2014 y 2015), aunque las de 2016, 2017 y 2018 fueron revisadas, pero no aprobadas aun. Ambos fueron titulares de la alcaldía de 4 años y medio, por la reforma política inventada por Rafael Moreno Valle y con ello tener alcaldes y diputados afines durante todo ese tiempo y favorecer sus planes futuros. Pero murió en diciembre de 2018.
Resulta curioso que ni Gali ni Banck hayan dicho una sola palabra sobre la nueva revisión a sus cuentas. Seguramente ya ni están en Puebla o están evidentemente escondidos. Saben perfectamente que sí hubo irregularidades en sus gestiones y por supuesto que saquearon el erario con fines electorales (para favorecer los planes de su jefe Rafael Moreno Valle) y también personales… porque desde luego que amasaron buenas fortunas.
Pero no es posible que todo quede como está. Hubo quebranto a las finanzas municipales y estatales y no puede quedar el tema impune. La ASE anterior estaba al servicio de los amigos del “morenovallismo” y por supuesto que aprobó sus cuentas. No es justo que ellos hoy sean millonarios y la ciudad tenga porquerías de obras que realizaron bañadas de corrupción y desvíos.
Tres son ejemplo de cómo realizaban obras durante el morenovallismo… para robar lo que se pudiera: 1) El Metrobús; 2) la “remodelación” de la Avenida Juárez, ejemplo de porquerías, mal diseño y pésima calidad de materiales; y 3) también la “remodelación” del Boulevard Forjadores en Puebla y Cholula, mal hecha por el modelo Xavier Albizuri, que de obras no tenía idea alguna, pero sí de desvío de recursos.
Esa obra tuvo un costo total de varios cientos de millones de pesos, en realidad no se le invirtieron más de 50 millones (me lo dijo en aquel entonces el alcalde de San Pedro Cholula, José Juan Espinosa.
Mucha gente admiraba a Moreno Valle y a Gali porque “hacían muchas obras”. Es la forma más certera de desviar cuantiosos recursos. Inflar costos, contratar empresas de prestanombres, comprar facturas inexistentes, pedir moche, mala calidad de materiales a precios elevados.
Es tiempo de que rindan cuentas. No puede haber crimen perfecto. Que el gobierno de Miguel Barbosa explique y exhiba las transas que hicieron con esas obras de decenas de avenidas que durarían 30 años y hoy ya se están destrozando.
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