El modelo que aplica para el desarrollo de nuestras niñas y niños colapsa. El más hostil de los mundos atenta contra los más débiles, desprotegidos y vulnerables. En un mundo en el que se está más atento en lo inocuo, el abuso en contra de los más pequeños es desatendido.
Es el caso de Yatziri, la pequeña que ingresó hasta en cuatro ocasiones al hospital de La Margarita. Tiene siete años de edad y en lugar de permanecer en un espacio lúdico, se mantiene en una cama de hospital, bajo custodia de un agente del Ministerio Público y de un funcionario de confianza del IMSS.
La gravedad del estado de salud es de reserva. Las palabras del secretario de Salud, José Antonio Martínez García esta misma semana fueron las del desaliento. Más que lo dicho con las palabras textuales del galeno, fue la intención con las que pronunció lo que reveló la precariedad.
La historia de la pequeña Yaz, como se le ha conocido a esta niña, está llena de lugares comunes en un país que no ha dejado de ser el bárbaro México de la post revolución en el que no es metáfora decir que la vida no vale nada, como sugería el autor de la música vernácula por excelencia, José Alfredo Jiménez.
Viene de una familia disfuncional de padres separados (Alejandra Viridiana y Rafael) y confrontados por la custodia de la niña hospitalizada y de su hermana de tres años, muerta en junio de este mismo años bajo condiciones igualmente desconocidas.
Un tío prófugo, presunto depredador sexual, al que la Fiscalía General del Estado dice que busca por cielo, mar y tierra. Nada se sabe de él aún.
En tanto se decide si es sometida a una nueva intervención quirúrgica, la sospecha de la negligencia envuelve el caso de la pequeña, que ya perdió una hermana de tres años en condiciones igualmente sospechosas.
Bajo el argumento de proteger la integridad de Yaz, la delegación del Instituto Mexicano del Seguro Social montó un esquema de vigilancia en el caso particular de esta pequeña, fuera de toda proporción.
Ha decidido amenazar al personal médico del área si es que se filtra información del estado clínico y condiciones médicas de la víctima de violencia desbordada. Decidió reservar el expediente clínico al que sólo tienen acceso tres funcionarios del IMSS.
La reserva de las condiciones de Yaz y la historia de abuso sugiere negligencia y hasta contubernio. Según rasgos de la historia de la víctima y de su hermana fallecida, no ha sido la única ocasión en que ingresa al hospital.
Según los protocolos de atención en casos de violencia, debió haberse dado parte del Ministerio Público desde el primer ingreso, pero ese dato también sigue sin ser atendido; más aún, en caso de que haya habido sido notificada ¿actuó con oportunidad la FGE?
Hay una niña moribunda y otra que ya perdió la vida. El sistema que debería tutelar el desarrollo de nuestra niñas y niños, colapsa y los adultos tenemos otras prioridades.
@FerMaldonadoMX
Parabolica.mx por Fernando Maldonado