Bajo la mirada adusta de La Corregidora Josefa Ortiz de Domínguez, nacida un día como hoy, pero hace 252 años, la tensa relación que ha dominado en los últimos meses entre la presidenta municipal Claudia Rivera Vivanco y el gobernador de Puebla, Miguel Barbosa Huerta pareció distenderse.

El mes patrio propicio ver a una edil de la capital pronunciar un discurso contra el machismo y la misoginia, atestiguado por los tres poderes en la entidad.

Milagro de una causa independentista. A la presidenta municipal no se la había escuchado como oradora principal en una ceremonia cívica encabezada por Barbosa, su correligionario en Morena.

Sobrio y en silencio, el gobernador poblano escuchaba a la presidenta municipal con quien ha rivalizado por el manejo de la seguridad, casos de corrupción en el municipio y el manejo de la pandemia en la ciudad.

Rivera recordó que el olvido de la historia es, también, una forma de violencia, por lo que apeló a rescatar la memoria de las mujeres y sus luchas.

‘Las mujeres de la patria y de la matria hacemos temblar a los conservadores porque nuestra lucha es para acabar con los privilegios y así como Josefa Ortiz, no sea súbditas ni súbditos de nadie’, machacó a unas horas de haber cesado a su secretaria de Desarrollo Urbano y Sustentabilidad por formar parte de una red de corrupción.

El encuentro de Claudia Rivera y Miguel Barbosa ocurre exactamente a una semana de que vuelvan a encontrarse, el 15 de septiembre.