Lejos de todo pronóstico y a pesar de los análisis fatalistas sobre la visita del Presidente López Obrador a Estados Unidos, la reunión con el mandatario norteamericano Donald Trump le resultó favorable a uno y al otro.
Al de México porque le permitió desviar la atención y tener algunos puntos de precisión en esta visita de Estado, en medio de los números rojos por la pandemia del coronavirus, los actos de corrupción que envuelven a sus colaboradores y los fracasos en seguridad y economía.
Y al de Estados Unidos porque logrará atraer el voto hispano en su intento por reelegirse 4 años más como mandatario.
En el caso de AMLO, este tanque de oxígeno- que le servirá sólo temporalmente- también le beneficia a todos aquellos entes ligados a su movimiento, llámese alcaldes, legisladores y hasta gobernadores que han demostrado ineficacia e inexperiencia en sus cargos bajo las siglas de la 4T.
La actitud de Trump fue de franca camaradería y ambos mandatarios no repararon en elogios.
Sus similitudes son muchas -más negativas que positivas-, aunque la personalidad del presidente norteamericano rebasa a la del mexicano.
Si la visita fue o no atinada, se sabrá hasta hasta noviembre, una vez que se conozcan los resultados de la elección en Estados Unidos y si Donald Trump logra reelegirse y en el caso de Mexico, se sabrá hasta en 12 meses cuando la elección intermedia refleje la aceptación o el rechazo que logre cosechar el jefe del Estado Mexicano.
El fuero constitucional fue instituido en México para garantizar la libertad de expresión de los funcionarios, sin cortapisas y para que sus voces no fueran acalladas.
Con el paso de las décadas, el fuero se prostituyó por los mismos actores y se convirtió en un arma de impunidad.
La eliminación del fuero en Puebla, como ya ocurre en otros estados, puede verse como un logro legislativo, no obstante puede resultar en un arma que utilicen los propios gobernantes para amenazar a aquellos políticos críticos del sistema.
Sí no les gustan los señalamientos de tal político, se les persigue y se les encarcela, de ser posible.
Se acaba de abrir en Puebla una puerta que nos puede llevar al abismo del autoritarismo.
Arturo de Rosas es legislador por Morena y la tecnología no es su fuerte.
El pasado miércoles mientras se votaba la reforma de ley que pone fin a la figura del fuero constitucional, teniendo abierto su micrófono de la plataforma Zoom, le soltó un “Ay, hija de la chingada” a su compañera de partido Tonantzin Fernandez.
Aunque lo niegue, el video difundido en redes lo han puesto en evidencia. La agresión provino del comentario de la diputada ante su voto favorable para eliminar el fuero.
Sin embargo, como Arturo de Rosas es del mismo partido que conforma la 4T y del mismo grupo que la mayoría, su agresión no fue tan condenada como en su momento ocurrió contra Héctor Alonso.
Es preocupante que la violencia de género se use a conveniencia.
Se pone en evidencia la doble moral de los morenistas.

Las opiniones expresadas por los columnistas son independientes y no reflejan necesariamente el punto de vista de 24 HORAS PUEBLA

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