Entre los aspirantes a la presidencia municipal de Puebla por parte del Partido Acción Nacional, Eduardo Rivera Pérez es quien guarda mayor simpatía, conocimiento y presencia frente a sus más cercanos competidores.
Incluso, a nivel nacional, el dirigente partidista Marko Cortés ha mostrado su beneplácito en otorgar la candidatura a quien ya reúne ciertas características que le permitirían al albiazul recuperar la capital poblana.
A pesar de los rumores y la falsa información que lo vinculan al partido Morena, Eduardo Rivera Pérez ha sabido mantenerse firme y elocuente en sus aspiraciones políticas. Su discurso es incluyente hacia el interior del PAN y genera más confianza que zozobra entre los panistas.
Al interior del sector fundador del PAN, Eduardo Rivera representa la esperanza para recuperar los espacios perdidos por El Yunque y poner en su lugar a los arribistas de ocasión que sólo llegaron al partido con fines económicos y no de principios.
Además, el panista es visto como el único personaje capaz de responder y mantener una sana distancia entre el gobierno de Puebla, encabezado por Luis Miguel Barbosa Huerta, y la administración municipal, tal como sucedió cuando Rafael Moreno Valle Rosas intentó meter mano en las decisiones de la capital.
Por ello, hace unos días el mandatario estatal lanzó su bendición y exoneración a Eduardo Rivera, en un acto políticamente provocador que busca, por un lado, alimentar los miedos panistas y, por otro, poner distanciamiento electoral en una decisión que no está del todo en manos de Barbosa.
Ahora sólo falta saber a qué Rivera prefiere el gobernador: a Claudia de Morena; o a Eduardo del PAN. La moneda está en el aire para quien ha buscado, en varias ocasiones, regresar a la vida pública de Puebla después de su gobierno en la capital.
BOCANADA
La propuesta de “Ley anti memes” de la diputada federal Nayeli Salvatori, a quien por cierto conozco por su paso en la Universidad Madero, es pésima, de mal gusto y retrógrada.
La iniciativa de la poblana —adherida al PES por la región de Cholula— plantea modificar el Código Penal Federal y castigar a los usuarios de las redes sociales que modifiquen fotografías, videos o audios originales. Además, propone que las empresas de redes sociales estarían obligadas a eliminar los perfiles que incurran en esta normativa.
Nada más absurdo.
Para la legisladora resulta indispensable administrar la “buena reputación” de una persona en redes sociales, y más si se trata de un servidor público como ella.
No obstante, de su obligación a rendir cuentas, transparentar el uso de recursos y evaluar su desempeño en la Cámara de Diputados a la que llegó únicamente por el efecto AMLO, mejor ni hablamos.