La frase del día la dio López Obrador: “Voy a dar a conocer unos documentos que me llegaron –el mismo pueblo que me entrega cosas– de la estrategia que tienen para debilitarnos políticamente… como no tengo por qué ocultar eso yo lo doy a conocer, a ver si es cierto, es válido”.
Y soltó:
“La Presidencia de la República acusa que el grupo denominado Bloque Opositor Amplio (BOA) tiene una presunta estrategia para debilitar a Morena y al presidente Andrés Manuel López Obrador, de cara a los comicios de 2021 y en 2022 con la revocación del mandato”.
Y el vocero presidencial, Jesús Ramírez, leyó y presentó el documento confidencial llamado “Rescatemos a México”, impulsado por el BOA.
López Obrador dijo “desconocer si el documento es válido”; aclaró que le llegó a Palacio Nacional. Y rechazó que se trate de un complot, “sino que ahora las cosas se saben antes de que sucedan”.
Acusó que en el BOA están involucrados –y son los promotores– 14 gobernadores, consejeros del INE y magistrados del TEPJF, dirigentes nacionales del PRI, PAN, PRD y Movimiento Ciudadano, empresarios y directivos del Consejo Coordinador Empresarial, Grupo Monterrey (FEMSA)
Además, los periódicos Reforma, El Universal, El Financiero, Proceso, Nexos y las encuestadoras Massive Caller, Buendía y Laredo, así como Consulta Mitofsky.
La respuesta no se hizo esperar.
En Guadalajara aparecieron espectaculares con la leyenda: “¿Lobo estás… ahí?
Para tu cuento. Me has fallado, yo creía en ti… Andrés Manuel, te queremos fuera del gobierno”.
LA 4T Y LA CONSPIRACIÓN DE CHIPINQUE
Es reveladora la columna Razones, del periodista Jorge Fernández Menéndez, en Excélsior: “La 4T resucita la conspiración de Chipinque”.
“Mal día, muy mal día eligieron el presidente López Obrador y su director de Comunicación, Jesús Ramírez, para dar a conocer la existencia de un grupo conspirativo que trabaja, según el gobierno, para derrocarlo. La similitud ideológica de la administración de López Obrador con la de Luis Echeverría es evidente, pero también lo es la paranoia de un régimen que no entiende que el país cambió dramáticamente en los últimos 50 años. Y ayer, en víspera del aniversario de la masacre de Corpus, el gobierno resucita la conspiración de Chipinque.
“La teoría de la conspiración provocó, un día como hoy, pero de hace 49 años, la matanza del Jueves de Corpus, donde Luis Echeverría y su equipo terminaron desplegando a Los Halcones matando, golpeando y reprimiendo estudiantes para paralizar una supuesta conspiración en su contra.
“Y casi exactamente en el aniversario del jueves de Corpus a los genios que trabajan en la comunicación del Presidente de la República se les ocurre difundir un supuesto documento que demostraría la conspiración de intereses, instituciones, empresas, políticos, periodistas, intelectuales, que jamás se han encontrado juntos, para derrotarlo en los comicios de 2021 y poder destituirlo en 2022”.
Ataja Jorge Fernández:
“El documento es una copia casi textual, cambian sólo algunos de los personajes, más por una cuestión biológica (muchos ya murieron) que política, de aquella conspiración de Chipinque, que denunció Echeverría cuando su gobierno se derrumbaba y quería asustar con el fantasma de un golpe de Estado.
“Es tan falsa esta conspiración como la de hace medio siglo. Pero la lógica de presentar algo así es la misma: dividir a la población, polarizarla, usar el miedo como instrumento político y alimentar, de la mano de él, la violencia contra los opositores”.
Aclara:
“La conspiración de Chipinque fue un invento de Alfonso Martínez Domínguez, que era entonces gobernador de Nuevo León, luego de que había sido defenestrado y culpado de la represión del Jueves de Corpus cuando era regente de la ciudad. Luis Echeverría (que había sido responsable en forma indirecta del asesinato de Eugenio Garza Sada, como lo relaté en el libro Nadie supo nada, [Grijalbo, 2019]) la hizo suya y comenzó a hablar de “los encapuchados de Chipinque” y a alejarse cada vez más de la iniciativa privada, e incluso abandonó los intentos de apertura que había exhibido al principio de su gestión.
“La consecuencia fue una brutal crisis económica y una elección presidencial, la de 1976, donde no se presentó ningún candidato opositor. Echeverría terminó su gobierno desprestigiado, acusado, envuelto en rumores de golpe de Estado. Nunca pudo superar su fracaso”.
Remata el periodista:
“Ésa es la lección que debe aprender Andrés Manuel López Obrador y deshacerse de esos teóricos de la conspiración que le quieren empujar hacia el despeñadero”.
Por lo que salta la interrogante:
¿Lo hará el Presidente de México?
¿O seguirá con un gobierno populista, similar al de Luis Echeverría, y hablando de conspiraciones para derrocarlo?… y cuando decida –si es que lo hiciera– dar el viraje… sea demasiado tarde.
Ojalá López Obrador cambie el rumbo de su política gubernamental.
México y 130 millones de mexicanos piden, claman, exigen, un país de paz, desarrollo e igualdad.
¿Lo hará?
Al tiempo.