Las disminuciones sin precedentes en la actividad económica precipitadas por la pandemia de COVID-19 probablemente impulsarán la mayor reducción de un año en las emisiones mundiales de dióxido de carbono (CO2) que se haya registrado, revela un análisis de los nuevos pronósticos de los productos internos brutos y las tendencias a largo plazo de descarbonización a nivel de país del Fondo Monetario Internacional (FMI).
Las predicciones estiman que las emisiones globales de CO2 caerán alrededor de 4.8 por ciento en 2020 si la pandemia se desvanece durante el verano, y en 7.6 por ciento si persiste o reaparece más tarde en el año.
Las estimaciones más altas se deben principalmente al empeoramiento de las previsiones de daños económicos, junto con una evaluación más exhaustiva del papel de los factores a largo plazo que impulsan la descarbonización.
Las emisiones de CO2 pueden aumentar nuevamente en 2021, al menos en escenarios donde no ocurren nuevos brotes importantes, pero es probable que las emisiones permanezcan por debajo de los niveles previos a la crisis, señala el estudio.
Si bien las emisiones de CO2 más bajas son nominalmente una buena cosa, el costo de lograrlas será astronómico, advierte, ya que se calcula que cada tonelada de carbono reducida en 2020 tendrá un costo de mil 750 dólares en actividad económica reducida, un costo más alto que las tecnologías de energía limpia disponibles en la actualidad.
También existe un riesgo real de que la recesión económica pueda ralentizar las inversiones en tecnologías de descarbonización necesarias para impulsar reducciones significativas y duraderas de las emisiones, lo que lleva a mayores emisiones a largo plazo, especialmente si los países no priorizan las medidas de creación de empleo con co-descarbonización como parte de los esfuerzos de recuperación económica.
La naturaleza temporal de los impactos de COVID-19 sobre las emisiones, y sus efectos mínimos sobre el cambio climático a largo plazo, resalta el hecho de que la descarbonización impulsada por la tecnología es la única vía sostenible para lograr reducciones a largo plazo de las emisiones de CO2.
El FMI lanzó recientemente su Perspectiva de la economía mundial de abril, que examina diferentes escenarios de cómo podría progresar la enfermedad, y las proyecciones son mucho más graves, por lo que prevé que el PIB mundial disminuya en 3 por ciento en 2020, con descensos mucho mayores en las economías avanzadas: 5.9 por ciento en los Estados Unidos y 7.5 por ciento en la Uión Europea.
En los casos en que la enfermedad persiste durante la caída o se producen nuevos brotes en 2021, el FMI proyecta que el daño económico será mucho peor.
“El hecho de que la mayor contracción económica mundial desde la Gran Depresión no haga mella en el calentamiento futuro destaca el hecho de que se necesita cambiar la forma en que se construye la prosperidad humana, reemplazando los combustibles fósiles con energía limpia, en lugar de reducir deliberadamente la economía si se quiere una reducción sostenible y a largo plazo de las emisiones de CO2”, concluye.
Con Información de Notimex