El violento cateo ─allanamiento─ a la casa de la familia Valencia Ávila ─los “hermanos Coraje”, así les llama Ardelio Vargas Fosado, asesor de seguridad del gobierno barbosista─ fue una jugada ventajosa por el posicionamiento del territorio.
Con los dados cargados a su favor, el gobierno estatal intenta amedrentar ─sin lograrlo─ a los Valencia Ávila. Los motivos son varios. Sin embargo, dos son los principales.
El prioritario es el temor que crece cada día, como la espuma, por las elecciones del próximo año. Y el segundo, la venganza de los Vargas Fosado ─Ardelio y Benito─ contra los “hermanos Coraje”. Las viejas rencillas y afrentas que propinaron al ahora mandamás de la seguridad en Puebla no las olvida.
Ambas familias tienen un largo historial nada grato en la Sierra Norte. Los Valencia, en la representación de Marco y Vicente, ex presidente municipal de Venustiano Carranza, sin temor están dispuestos al enfrentamiento.
Expertos en jugar sucio, saben cómo atacar el fuego con el fuego. Ardelio conoce los alcances de sus rivales. Por ello se escudó en el gobierno barbosista.
La primera mano la perdió el gobierno, a pesar de jugar con alevosía. Nada encontraron en la casa. Tampoco tienen las pruebas de la supuesta asociación delictuosa. En el futuro inmediato el contraataque tendrá destinatarios.
Los Valencia Ávila le han metido y seguirán metiendo recursos económicos al PAN en la Sierra Norte de la entidad, para que siga adelante en las preferencias sobre Morena. Ese es el fundado temor del gobierno barbosista.
El error de Barbosa Huerta fue aliarse con Ardelio Vargas para intentar controlar en su totalidad al estado poblano. Sobre todo, con la práctica de la violencia.
Para lograrlo, la idea del barbosismo es atacar por dos frentes: uno, político ─con el mando que incluye fortaleza de finanzas para operar elecciones─. Y, dos, consiste en el uso de la fuerza pública; ahí es donde entra en acción el siniestro personaje de seguridad.
También se apoyan en la presidenta municipal de Xicotepec de Juárez, Laura Guadalupe Vargas Vargas, hija de Ardelio. Por cierto, cuando fue diputada federal los “hermanos Coraje” le metieron billete, y mucho, a su campaña.
En aquella ocasión, su progenitor llevó gente de la Dirección General de Ceresos para el robo de urnas. Los reclutó en un hotel de Huauchinango.
La guerra ya fue declarada. Los Valencia Ávila no están mancos. Los Vargas Fosado arrastran kilómetros de cola para pisar.
El gobierno debería entender que los tiempos cambian.

 

REPORTE DEL INFORMANTE

Casa sucia. Ahora que al gobierno le ha dado por “investigar” a los poblanos, bien haría en empezar por los de casa. El nepotismo y enriquecimiento del equipo barbosista es de tal magnitud que es imposible de ocultar.
Sin tanta investigación basta acudir a la calle Tolomeo, en La Calera, para observar la megaconstrucción de una lujosa residencia en 400 metros cuadrados. Justo a un lado de su otra casa, que le dejará a su yerno, quien es su prestanombres.
Por cierto, sus camionetas cuentan con el máximo calibre de blindaje. Por algo será. Y cuando ya no las quiere se las vende al ejército.
En próximas entregas, más detalles de sus pillerías. La fotografía de la propiedad vale más que mil palabras.

 

Las opiniones expresadas por los columnistas son independientes y no reflejan necesariamente el punto de vista de 24 HORAS PUEBLA

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