Implementar un nuevo modelo educativo virtual para impartir clases de Matemáticas y Tecnología es lo que ha tenido que idear Diana Montiel Moreno tras la contingencia por el Covid-19; a la par de que ha tenido que crear estrategias para apoyar a sus dos hijos con sus actividades escolares.
La maestra relató que desde marzo que se suspendieron la clases como medida de prevención, todas las noches prepara sus actividades para subirlas a la plataforma escolar y a la hora de su clase se conecta virtualmente con los estudiantes para explicarles en qué consistirá la actividad del día.
“Les subo archivo en el cual les explico que vamos hacer, un video donde hago un ejercicio de matemáticas similar al que ellos deben hacer y otro archivo donde viene el problema que tienen que hacer, y yo estoy conectada durante la hora de clase para dudas”, puntualizó.
Reconoció que el nuevo método de estudio es más complicado tanto para los adolescentes como para ella como docente debido a que tiene que lidiar con la falta de atención de los estudiantes, así como, con la dificultad de explicarles a distancia.
“Es más difícil porque temas que pudimos haber visto en un solo día se tiene que dosificar en dos o tres días porque como no hay interacción directa con el alumno cuesta más trabajo que ellos aprendan porque es una interpretación de un texto, no hay una relación alumno-profesor, a ellos les cuesta más trabajo entender el ejercicio y a nosotros nos cuesta más trabajo explicarlo, aparte la concentración de los niños es menor en línea que presencial”, reconoció.
En la impartición de clases a adolescentes, la maestra también aceptó que muchos padres de familia al considerar que ya son independientes no los apoyan al 100 por ciento con sus actividades escolares ni les dan seguimiento a sus dudas.
“Dejan mucho solo trabajar a los niños, entonces como no tienen un apoyo, luego están confundidos o se distraen fácilmente, entonces necesitan una supervisión más constante”, resaltó.
Aunque imparte clases en escuela particular a nivel secundaria, también debe enfrentarse a la falta de equipo tecnológico en los domicilios o que sus alumnos tengan que compartir los que tienen con sus papás o hermanos.
“Hay familias de dos o tres hermanos y sólo tienen una computadora y le dan prioridad a un hijo o el papá está haciendo el homeoffice y el alumno se queda con el celular y muchas veces no es un celular de gama alta y se tienen que adecuar a lo que tienen”, expresó.
A la par de sortear sus clases en línea tiene que estar pendiente de las asesorías que reciben sus hijos de primaria y secundaria.
Al menor de 6 años le adaptó un área junto a su escritorio para poder vigilar sus sesiones a la par de que ella imparte sus clases, mientras que a su hijo de 12 años le dio un celular para conectarse virtualmente y trabajar junto a sus libros.
Ella trata de darse tiempo para darles asesorías y que no tengan un retraso en el aprendizaje.
“Se les ha complicado bastante en los horarios, con el pequeño se me complica porque estoy la mayor tiempo en clase y hasta terminando mis clases ya repaso sus clases y al grande se le complica porque le cuesta trabajo entender las instrucciones y deja acumular las cosas”, comentó.
Aseguró que cuando regresen a las aulas implementará exposiciones cortas con los temas que vieron a distancia para detectar cuáles les complican más a sus alumnos y así diseñar un programa para ponerlos al corriente.