ECONOMÍA

El presidente López Obrador siempre ha sabido sacudirse señalamientos que le resultan incómodos mediante alguna frase cómica y pegajosa; desafortunadamente, de tanto hacerlo, está desfigurando el debate nacional hasta reducirlo a una mueca de cinismo.

No quiero ni pensar la cantidad y profundidad de las críticas recibidas en Palacio por el fallido lanzamiento del mentado Insabi, como para tener que salir con la supuesta rifa del avión presidencial como una estrategia para incendiar las redes sociales y, aprovechando el fin de semana, distraer a la opinión pública (y seguir sin explicar cómo se va a financiar el Insabi, cómo va a operar, qué va a pasar con el personal de Salud en los estados o aclarar qué derechos tenemos los ciudadanos y cómo hacerlos efectivos).

Desafortunadamente, en medio de esta “cortina de humo” también se perdió el debate sobre cómo vamos a aprovechar las ventajas y retos que presenta el T-MEC. Si bien en el discurso oficial pareciera que con la aprobación del nuevo acuerdo es suficiente y que ya “ahí queda” la política económica, la terca realidad nuevamente le lleva las contras al gobierno federal.

México entra a esta segunda etapa del libre comercio en la región bastante maltrecho. El desinterés presidencial por el mundo tiene al país sin aliados internacionales de peso que le encarezcan al presidente Trump la estrategia de atacar a México lo que, ante la inminencia de su campaña de reelección, es una luz amarilla con riesgo de cambiar de color.  Adicionalmente, la percepción de México en el resto del mundo es rojo sangre, dada la crisis de inseguridad y los 36 mil homicidios que hicieron de 2018 el año más violento en la historia.

En términos económicos, seguimos sin resolver la crisis de confianza que frena las inversiones productivas (la inversión fija bruta a octubre es -8.6% inferior a la del mismo mes del año pasado), lastra la generación de empleos formales (en 2019 el IMSS reportó 48% menos empleos nuevos respecto a los logrado en 2018) e impide el crecimiento económico (con suerte, el 2019 habrá sido 0%).  Por cierto ¿alguien ha sabido algo de la Secretaría de Economía federal?

Si bien el T-MEC es muy parecido al TLCAN, los estadounidenses lograron incluir el uso de acero y aluminio de la región (es decir, gringo) para la manufactura, lo que incrementa costos tanto a canadienses como a mexicanos; asimismo, se incrementa el valor de contenido regional o VCR, lo que significa la reducción de piezas e insumos no norteamericanos.  Estas medidas, aunadas a las acciones de la Administración Trump para que una mayor parte de la producción de las armadoras norteamericanas se realice en Estados Unidos, afectan a México como receptor de inversiones pues nuestra región resulta menos atractiva para asiáticos y europeos.

En este contexto, hay que poner mucha atención en la industria automotriz, pues la fabricación de automóviles y camiones así como la de partes para vehículos automotores son las ramas industriales con mayor valor agregado de exportación (representan 57.6% de VAEMG), mientras que la industria en su conjunto aporta el 3.7% del PIB Nacional.  

A pesar de que el sector automotriz lideró el cambió estructural para que, entre otras cosas, México superara la dependencia a los hidrocarburos en la generación de divisas y se pudiera demostrar la calidad de la mano de obra mexicana (lo que hizo posible que los insumos hechos en México estén presentes en las líneas de producción e todo el mundo) aún no es clara la estrategia para enfrentar los cambios que trae el T-MEC.  

Me queda claro que el presidente López Obrador lleva la discusión a donde le conviene.  Quienes vamos a estar trabajando en México una vez que su gestión haya terminado, deberíamos hacer lo mismo y llevarla a donde nos conviene como mexicanos: entre otros temas, el cómo aprovechar el T-MEC para que el país tenga viabilidad económica en los próximos años y décadas.  Y creo que ya vamos tarde.

POLÍTICA

Siguiendo con Norteamérica, es tiempo de irse preparando para uno de esos espectáculos mediáticos que sólo los gringos saben dar.  Y no, no estoy hablando del Super Bowl.  Me refiero a la combinación del proceso de impeachment en contra del presidente Trump con su próxima campaña electoral: promete ser un espectáculo cómico, mágico y hasta musical donde, por lo que hemos visto, el “líder iliberal” (Zakaria dixit) de nuestro vecino del norte no va a respetar nada con tal de ganarse otros cuatro años en la Oficina Oval.  Créanme que el affair ucraniano (que originó el impeachment), las amenazas contra México o el tirito con Irán, son sólo ejemplos de lo que podemos ver.  

OTROS PECADILLOS

Comentario corto, pero muy sentido y contundente: ¡Qué bonito es ver a nuestra Franja iniciar el torneo ganando!  Ojalá los rumores sobre un eventual cambio de sede sean sólo eso y haya futbol de Primera División, con una franja azul en el pecho, en la cuarta zona metropolitana más grande del país.

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