Foto: Cortesía Facebook

Su logro. Cuando fue presidente de la Gran Comisión del Congreso local se interpuso férreamente a la interrupción legal del embarazo, tema que hasta ahora sigue causando polémica entre los legisladores.

Ni su larga historia con el marinismo, ni su posterior reconversión como integrante de Movimiento Ciudadano (MC), partido en el que aún milita formalmente, detuvieron a José Othón Bailleres Carriles para inscribirse en el ajedrez del nombramiento del próximo titular de la Fiscalía General del Estado (FGE).

Quizá el único legado del emecista sea su reacia oposición a la interrupción legal del embarazo, una consigna creciente entre los movimientos feministas del estado, pues de su firma salió la primera ley que sentó el criterio de la “protección a la vida” y criminalizó, desde entonces, a decenas de mujeres.

En marzo de 2009, siendo diputado local, el ex priista propuso una reforma a la Constitución de Puebla para que se garantizara la protección a la vida desde la concepción hasta la muerte natural. Era, por aquel entonces, presidente de la Gran Comisión del Congreso de Puebla, un cargo al que no se podía arribar sin la venia del gobernador en turno: Mario Marín Torres.

Bailleres Carriles consideraba que cuatro causales para exceptuar la pena a la mujer que interrumpiera su embarazo eran suficientes. Éstas eran que el producto fuera resultado de una violación, que el producto tuviera daños eugenésicos, que representara un problema grave para la salud de la mujer o que ésta gozara de “buena fama”.

“No podemos dar a manos llenas la posibilidad del aborto. ¡Imaginen! Empezaremos sólo con cuatro alternativas. Así, poco a poco”, aducía en cada entrevista, según los reportes periodísticos de la época.

La reforma se aprobó aún con la resistencia de diputados de la izquierda y de su propia fracción, y permanece prácticamente intacta hasta hoy.

Su legado, pues, es un legado de criminalización.

LA RECONVERSIÓN NARANJA

En 2011, cuando culminó su trienio como diputado local, Bailleres Carriles fue alejándose poco a poco del PRI. Quizá se adelantó al futuro de su grupo político, pues un año más tarde el tricolor perdió la elección a la gubernatura y el marinismo fue resquebrajándose con cada nueva auditoría.

El ex diputado local había llegado al tricolor en 1984, cuando tenía sólo 18 años. Se afilió al Frente Nacional Juvenil Revolucionario y más tarde ratificó su ingreso al partido. Era licenciado en Derecho y había tomado algunos diplomados en Comercio Exterior y en Seguridad Pública.

En 2013, casi diríase que por sorpresa, Bailleres Carriles confirmó su salida del PRI y se afilió a Movimiento Ciudadano (MC), partido que lo nombró candidato a la alcaldía de Tehuacán ese mismo año.

Sus rivales eran tres: el panista René Lezama Aradillas, la petista Luz del Carmen Sobrado Morán y la priista Ernestina Fernández Méndez, quien fue propuesta en sustitución de su esposo, el ex alcalde Álvaro Alatriste Hidalgo, porque su registro fue rechazado.

En las elecciones resultó vencedora Fernández Méndez, y Bailleres Carriles desapareció por completo de la vida pública hasta 2017, cuando Movimiento Ciudadano anunció que sería incorporado a la Coordinación Estatal del partido.

Dos años más tarde, en 2019, el mismo instituto político lo nombró titular de la Secretaría de Derechos Humanos, pese a su legado como diputado local.


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