La mayor preocupación, es la desaparición de 3,6 millones de hectáreas de bosques húmedos milenarios, un área del tamaño de Bélgica
Por: 24 Horas – El diario sin límites
El potencial de las iniciativas para plantar árboles a fin de reducir los riesgos del cambio climático ha sido sobreestimado, advirtieron científicos en un reciente estudio en que utilizaron mapas y cruzaron datos históricos, concluyendo que se requieren más esfuerzos para disminuir las emisiones por otros medios.
En julio, investigadores en el Crowther Lab, situado en la universidad suiza de ETH Zurich, publicaron un estudio que sugirió que la mejor manera de confrontar el cambio climático sería replantar árboles en zonas destruidas del tamaño de Estados Unidos.
Pero en una respuesta publicada en la misma revista, Science, los científicos de la Universidad de Bonn y del centro keniano World Agroforestry dijeron que había limitaciones en el número de árboles que pueden plantarse en terrenos de la extensión indicada.
Eike Luedeling, profesor del Instituto de Ciencias y Recursos Agrícolas y de Conservación de la Universidad de Bonn, dijo a la Fundación Thomson Reuters que la reforestación no debería ser vista como un sustituto en las actividades para bajar las emisiones a partir del uso de combustibles fósiles.
“Sí, podemos plantar árboles (…) y si de todas formas seguimos descargando dióxido de carbono como locos a la atmósfera, no podremos resolver esto, sólo habremos ganado algo de tiempo”, declaró.
“Si queremos controlar el cambio climático, realmente sólo hay una respuesta (…) tenemos que disminuir las emisiones”, añadió al teléfono.
Medioambientalistas dicen que proteger los actuales bosques y restaurar las áreas verdes dañadas evitarán las inundaciones, ayudarán a almacenar las emisiones de carbono que causan el calentamiento global y resguardarán la biodiversidad.
Pero los trópicos perdieron 12 millones de hectáreas en zonas arborizadas en 2018, el cuarto mayor ascenso anualizado desde que comenzaron a tomarse los registros en 2001, de acuerdo al servicio de monitorización Global Forest Watch.
La mayor preocupación, indicaron, es la desaparición de 3,6 millones de hectáreas de bosques húmedos milenarios, un área del tamaño de Bélgica, en buena parte debido a los incendios forestales y a la tala de árboles para generar zonas de ganadería y minería.
Científicos de Crowther Lab publicaron el año pasado el que dijeron era un estudio para determinar cuántos árboles podría contener el planeta, dónde podían plantarse y cuánto dióxido de carbono podrían almacenar.
Pero los investigadores de la Universidad de Bonn y del World Agroforestry cuestionaron esas conclusiones en la carta, ya que la clasificación sobre regiones de “elevado potencial” para forestación no tomó en cuenta los cambios de temperatura experimentados recientemente en lugares como las sabanas de África.
Además, los terrenos en muchas áreas deforestadas están erosionados o degradados a tal nivel que los esfuerzos por plantar nuevos árboles serían limitados, de acuerdo a la carta publicada en Nature, y añadió que algunos de los mapas y datos de zonas deshabitadas indicados en el estudio de julio no eran precisos.
Aldeas, asentamientos e incluso algunas ciudades más grandes, como Kinshasa, capital de la República Democrática del Congo, también fueron contabilizados como lugares aptos para la forestación.
“Alrededor de 2,5 millones de personas viven en áreas que el estudio recomienda para reforestación”, dijo Luedeling. “Es muy cuestionable que estas regiones sean realmente adecuadas”.