Por: Notimex
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Las naciones más pobres del mundo contribuyen solo con el 0.08 por ciento de las emisiones globales de carbono que están elevando las temperaturas en la Tierra, sin embargo, son las más golpeadas por el cambio climático, sobre todo en sus sistemas alimentarios.
La agencia de ayuda británica Christian Aid concluyó en un informe publicado este martes que 10 países con mayor inseguridad alimentaria generan menos de media tonelada de CO2 (dióxido de carbono) por persona y solo el 0.08 por ciento de las emisiones globales de carbono.
“El cambio climático está teniendo un impacto desproporcionado en los sistemas alimentarios del país menos responsable de causar la crisis climática”, indicó.
La lista la encabeza Burundi, la empobrecida nación africana, seguido de República Democrática del Congo, Madagascar, Yemen, Sierra Leona, Chad, Malawi, Haití, Níger y Zambia.
La contribución de estos países al aumento de las temperaturas es marginal, de hecho, las emisiones anuales de carbono de un británico son iguales al CO2 producido por más de 200 burundeses, señaló el informe titulado “Aid, Hunger Strike: The Climate & Food Vulnerability Index”.
La organización benéfica de desarrollo, con sede en Londres, añadió que la población de Burundi produce 0.027 toneladas de CO2 por persona al año, mientras Rusia 12.2 toneladas, Estados Unidos 15.7 toneladas y Arabia Saudita 19.4 toneladas, por mencionar algunos de los países con enormes huellas de carbono.
En su comparativo indicó que el ruso promedio genera el mismo CO2 que 454 burundeses, un estadunidense 581 y un saudita 719.
El informe establece un vínculo claro entre el aumento de las temperaturas mundiales y el aumento de los problemas de seguridad alimentaria, debido a que las crecientes concentraciones de CO2 en la atmósfera reducen cada vez más la calidad de los alimentos.
Para el director de Christian Aid para Burundi, Philip Galgallo, la nación africana “es un testimonio vivo de la injusticia de la crisis climática. A pesar de que casi no producimos emisiones de carbono, nos encontramos en la primera línea del cambio climático, sufriendo temperaturas más altas, rendimientos de cultivos más bajos y lluvias cada vez menos confiables”.
La organización hizo referencia a un reciente estudio, publicado en The Lancet Planetary Health, según en el cual “en los próximos 30 años, el cambio climático combinado con el aumento de dióxido de carbono podría reducir significativamente la disponibilidad de nutrientes críticos como proteínas, hierro y zinc”.
“Están reduciendo la calidad nutricional de los alimentos que comemos y las personas más vulnerables a estos impactos son las menos responsables del aumento de las concentraciones globales de CO2”, sentenció el científico Samuel Myers, uno de los autores de dicho estudio.
“De esto y de otras investigaciones, lo que está bastante claro es que el cambio climático no es solo una crisis de salud global, es una crisis moral”, concluyó.