Este trastorno es el de mayor prevalencia pero el que menos se atiende, averigua cómo evitarlo o saber si tu hijo lo padece
Por: 24 Horas, El Diario Sin Límites
La ansiedad es un problema que afecta gravemente a los niños, para algunos es tan abrumadora que les impide jugar, realizar sus actividades favoritas, o asistir tranquilamente a la escuela.
En entrevista con la psicóloga Sofía Nery, quien cuenta con una maestría en terapia familiar sistémica y es especialista en psicoterapia sexual, nos explicó que la ansiedad es el trastorno de mayor prevalencia, pero el menos atendido.
Sugirió a los padres prestar mucha atención, pues si los niños presentan ideas irracionales o pensamientos demasiado exagerados, como por ejemplo: en caso de que el temor sea el mar, creer que éste puede llegar a la ciudad donde ellos estén y provocar consecuencias catastróficas.
La psicóloga agregó que miedos y preocupaciones constantes que no tengan mucho sentido, y tener pesadillas, podrían ser signos del trastorno, el cual en promedio afecta mayormente a menores de entre seis y 11 años.
Ayudemos desde casa
Sofía Nery detalló que gran parte de las causas que generan ansiedad se deben a conflictos dentro del entorno familiar, que sea un ambiente estresante. Mientras que en las escuelas el principal problema que genera el trastorno es el bullying.
“Se debe tratar de evitar discusiones o problemas de alcoholismo en algún miembro de la familia. Mejorar la comunicación con él, ser empáticos, porque muchas veces los niños sienten culpa o vergüenza de lo que sienten”, destacó la especialista.
Explicó que hablar con el menor y darle esa confianza de decir lo que siente sin miedo a ser regañado es un método que ayuda. Después de ello ya se puede charlar sobre la realidad de la situación que siente amenazante.
“Enseñarle que algunos de sus miedos nos son probables y ayudarlo con técnicas específicas para saber cómo enfrentar los problemas y cómo solucionarlo” añadió la psicoterapeuta.
Lo que debes saber:
El trastorno de ansiedad generalizada es un miedo que no tiene explicación: temor a salir de casa, a relacionarse con personas, a los ruidos fuertes, etcétera. No tiene una causa específica.
El más común es el trastorno de ansiedad postraumática, que se debe a un acontecimiento previo, el cual marcó la vida del niño y causó fuerte impacto.
La especialista Sofía Nery, recomendó buscar atención psicológica cuando el niño tenga consecuencias en diferentes áreas de su vida, como disminuir de calificaciones o no tener amigos.
De no tratarse, alguna consecuencias de la ansiedad provocan pérdida de concentración y malas calificaciones.
Si la ansiedad generalizada se mantiene hasta la adultez va a limitar toda la vida de la víctima: no va a querer salir de casa, realizar actividades normales y se le dificultará tener vínculos afectivos estrechos y relaciones estables.
La terapia cognitivo-conductual se centra en cambiar las ideas irracionales o pensamiento catastróficos.
Se hacen ejercicios de relajación, o la técnica de sensibilización, que aproxima al niño cada vez más hacia lo que le tiene miedo.
¡Toma nota!
Si tu hijo presenta síntomas de ansiedad busca atención especializada. El consultorio de la psicóloga Sofía Nery se encuentra en Cerrada de mar Negro #4, colonia Popotla, y también atiende en Casa Tonalá en la colonia Roma.
Teléfono: 5543695618
Correo electrónico: snpsicoterapia@gmail.com
Sabías que:
Una investigación liderada por la profesora Cathy Creswell de la Universidad de Reading, en Reino Unido, encontró hay aspectos que los padres pueden hacer para aliviar la ansiedad de los más pequeños.
La también autora de diversos libros sobre cómo superar la ansiedad, creó un listado de consejos basados en su investigación y en otros estudios recientes. Aquí algunos de ellos:
No les digas: “No te preocupes, eso nunca va a ocurrir”.
Algunos menores le temen a fantasmas, monstruos o animales, mientras que otros tienen miedo de lastimarse por hechos reales pero poco frecuentes como asesinatos, ataques terroristas o una guerra nuclear. El consejo de Creswell es no menospreciar esos temores ni decirles que lo que les preocupa jamás pasará. Debes reconocer cómo sus miedos los hacen sentir.
No cambies las actividades por sus miedos.
Al hacerlo eliminas la oportunidad de aprender a lidiar con situaciones que los asustan. Esto no significa que lo obligues a confrontar algo que lo aterroriza, pero sí apóyalo a que gradualmente se acerque a dicha situación o sujeto.
No busques una solución inmediata. Escúchalo con atención.
Buscar respuestas rápidas no es la solución. El objetivo es entender las razones de sus temores y cómo se sienten, pero sin preguntarles constantemente lo mismo. Puede que su temor esté basando en un malentendido. Sólo podrás averiguarlo al escuchar con paciencia.
Ayúdalo a darse cuenta de que sus temores no son realistas.
Pregúntale qué tipo de cosas ocurrieron en el pasado que lo hacen pensar de forma negativa. Comienza con pasos pequeños. Poco a poco él puede aprender que su temor es posible no suceda.