Las Serpientes
Por: Ricardo Morales / @riva_leo
Un grave problema al que deberá enfrentarse el próximo gobernador de Puebla es el de la inseguridad, fenómeno que golpea a uno de los estados que se jactaba de ser de los más seguros.
Lo más fácil de todo es echarle la culpa al pasado, a lo que hicieron o lo que dejaron de hacer quienes estuvieron antes en el poder, pero creo que si bien es cierto que existió una responsabilidad, lo es también que las nuevas autoridades en el momento en que asumieron el poder son ahora las responsables y se supone que saben perfectamente el tamaño del reto que asumen al hacerse cargo de la administración pública.
Lo anterior viene a colación debido a que el grave problema de la inseguridad se ha incrementado, desde mi punto de vista, gracias a la indolencia y la incompetencia de muchas de las nuevas autoridades municipales, las cuales entraron en funciones en el mes de octubre de 2018.
Son los presidentes municipales en el marco de sus responsabilidades, los primeros encargados de la seguridad de los ciudadanos en sus respectivas demarcaciones, de acuerdo con las facultades que les otorga el artículo 115 constitucional.
Mucho trabajo tendrá por delante Luis Miguel Barbosa o quien resulte ganador de la contienda del próximo 2 de junio para meter en cintura a los presidentes municipales y ponerlos a trabajar de manera coordinada con la Federación.
Hay mucha indolencia por parte de las autoridades municipales de toda la zona conurbada a la ciudad de Puebla, en su mayoría emanadas de Morena.
Antes se hablaba sólo de los terribles problemas de inseguridad que azotaban al llamado triángulo rojo compuesto por los municipios de Amozoc, Tepeaca, Acatzingo, Tecamachalco, Los Reyes de Juárez, Quecholac y Acajete, por donde pasan los ductos de Pemex.
Más tarde, la contaminación se extendió a la zona de San Martín Texmelucan y los límites con el estado de Tlaxcala.
Ahora la violencia azota a toda la zona conurbada a Puebla capital, las Cholulas, Coronago, Cuautlancingo, Atlixco, el corredor urbano más importante en materia población y por su contribución al Producto Interno Bruto.
La mayoría de los municipios de esta zona son emanados de Movimiento Regeneración Nacional, los cuales en algunos casos se han mostrado indolentes y en otros francamente incompetentes ante el embate de la delincuencia organizada, la cual parece estar ganando la batalla.
Resulta ya trillado recurrir al “todo es culpa de Moreno Valle”, en primer lugar porque el ex gobernador ya está muerto y no puede defenderse, y también porque si bien es cierto la descomposición del estado comenzó desde esa administración, quienes llegaron ahora al poder en sus respectivas campañas repitieron una y otra vez que ellos sabían cómo resolver el problema.
Va a ser interesante ver en caso de que gane Luis Miguel Barbosa, cuál será el trato que le da a la alcaldesa de Puebla, Claudia Rivera, con quien de todo mundo es sabido tuvo muchas diferencias, o con su consentida, la “espuria”, Karina Pérez Popoca, a ver si no resulta que hay alcaldes de primera y de segunda.
Va a ser una muy buena prueba para Barbosa o para quien se perfile para ser el nuevo gobernador y es que, una buena parte de que el bono democrático de López Obrador se comience a resquebrajar, parte de que México ha vivido los tres meses más violentos en toda la historia bajo el mandato del tabasqueño.
Reitero, echarle la culpa al pasado por la ineficiencia del presente es un pretexto, pero suena más a justificación y la gente ya está cansada de promesas y exige resultados de inmediato, por eso mismo le dieron las gracias a los estuvieron antes en el poder.
El 2 de junio vendrán las votaciones y el 1 de agosto entrará en funciones el nuevo gobernador, ya le hace falta a la entidad tener una cabeza, un responsable que le dé orden y coordine el trabajo de todos los vivimos en este lugar.
Habrá que ver qué respuesta dan los presidentes municipales de la zona conurbada y si el encargado del tema de seguridad pública, el cual ha dicho el puntero en la carrera por Casa Puebla Luis Miguel Barbosa, no será poblano, está a la altura de la circunstancias.