Diario de Viaje
Por: Pablo Íñigo Argüelles / @piaa11 

Dicen que elijas tus batallas, y yo un día elegí la mía:
El cajero de una sucursal de La Oriental, en el centro, se negó rotundamente a vendernos dos tortillas árabes. Dos tortillas de harina, pues. Se negó, sin ofrecer ningún argumento por el cual estaba prohibiendo nuestro antojo. Ahí empezó la batalla.
El tipo, mismo que se hizo llamar “Gerente de Sucursal” cuando le pregunté su nombre, decidió que no podía vendernos la tortilla solita, pues en su diminuto criterio, lo que ordenábamos no tenía carne.
Por lo tanto no aparecía en su “sistema”. No era un taco, que es esencialmente lo que venden, y como pieza inerte de un sistema informático, nos explicó que lo que pedíamos no tenía sentido.
Cantinflas se quedaba corto.
Yo no sé si el código binario, en el que parecía estar programado, le impedía
razonar, pero nos condujo a una discusión vacua y a la vez, para nosotros, importante,
en la que debíamos salvar nuestro honor y nuestro derecho, claro, de comer una
tortilla. Solo una tortilla de harina. Porque se nos antojó. Y porque es buenísima. Y
porque —no está demás decirlo— íbamos a pagarla.
¿Era muy complicado?
Con el tiempo pude reflexionar acerca del poco razonamiento (o la falta de él) de, llamémosle, Gerentedesucursal. Eso por una parte. Y por la otra, no me deja de rondar en la cabeza que el tipo nos quería joder por joder.
Sus palabras textuales, después de que alguien del departamento de quejas le
ordenara por teléfono que nos regalara las dos tortillas, fueron:
“Yo no estoy aquí sentado todo el día para que alguien llegue y solo me pida que le venda dos tortillas”.
El chiste se cuenta solo.
M. y yo ganamos. Salimos triunfales después de la discusión más absurda de nuestras vidas.
Si ha llegado hasta aquí, querido lector, y le parece, tanto como a mí, que este asunto de la tortilla árabe es totalmente disparatado —aunque cierto—, ahora voy a platicarle sobre un tuit. Un simple tuit, porque lo de la tortilla se queda corto con lo que le pasó esta semana a Mario Galeana, reportero de este periódico y escritor excepcional.
La institución electoral (competente) de nuestro país, el INE, decidió llamarle a comparecer, por medio de citatorios entregados por hombres misteriosos, para aclarar un asunto relacionado a un tuit, en el que Galeana, haciendo pleno uso de sus ganas, escribió, entre comillas, por cierto, una frase textual del actual candidato de Morena a la gubernatura del Estado.
Mire, no hace falta siquiera citar el mentado tuit, porque es de risa, y porque me recuerda a lo que GerenteDeSucursal nos dijo: “Yo no estoy aquí sentado todo el día para que alguien llegue y solo me pida que le venda dos tortillas”.
Así el INE.
Verán que hay ciertas batallas que para la gente sensata resulta mejor evadir.
Pero hay batallas, las más absurdas, como la del tuit y como la de la tortilla, que son tan injustas que es imposible no tomar, no luchar.
Galeana eligió su batalla.
Y la ganó.

¿De verdad, Señor INE? ¿Es joder por joder? Porque lo que en realidad estoy pensando es que sus actos distan mucho del joder por joder, porque hasta para eso se
necesita eficiencia, inteligencia y un razonamiento calculador. Lo que estoy pensando, es que más que joder, lo que pasa es que no entienden nada y son como ese individuo, GerenteDeSucursal, que no tiene ni por accidente una pizca de sentido común.
¡Ay, estos tiempos!, la gente se encuentran tan, pero tan pendiente de lo
que los demás hagan o no hagan en Twitter, y en realidad se está perdiendo de los
elefantes gigantes que marchan detrás de sus pantallas.
Pero también le agradezco al INE, de verdad, porque que han puesto en el mapa nacional a Mario Galeana, han
virado los ojos de todos a lo que su pluma tiene que decir.
Y vaya, que la pluma de Mario Galeana, cuando dice, dice.
Seguiré contando.

***

PS
Me iba a ir Las Vegas pero había retén.