Por: Agencia Notimex
Foto: Especial
Un estudio reciente que dio a conocer el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), en España, reveló que el cerebro se beneficia de un estilo de vida activo.
Cuando se tiene mayor actividad física, existe capacidad regenerativa del sistema nervioso periférico, es decir, del conjunto de nervios craneales y espinales que controlan las funciones motoras y sensoriales de un individuo.
Los investigadores identificaron una molécula clave llamada CREB-Binding Protein (CBP) como regulador de la expresión génica que puede reprogramar las neuronas, alterando la expresión de varios genes, y aumentando así la regeneración de nervios dañados.
En estudios experimentales, demostraron que este hallazgo explica por qué las personas que han llevado un “estilo de vida activo” se recuperan con mayor facilidad después de una lesión medular que aquellas con vida sedentaria, comentó Simone Di Giovanni, del Imperial College de Londres.
La investigación, aunque se encuentra en una etapa temprana, abre “caminos médicos”, ya que en los estudios con ratones prueba vínculos entre un estilo de vida activo y la recuperación posterior de una lesión en la columna vertebral.
“Descubrimos que el enriquecimiento ambiental como alojar ratones en una jaula más grande de lo habitual, con otros ratones, más juguetes, túneles, columpios y ruedas, aumenta la actividad de las neuronas; esto conduce a cambios en la expresión génica que hacen que el nervio sea más propenso a regenerarse”, explicó en un comunicado la investigadora.
Ángel Barco, del Instituto de Neurociencias del CSIC, detalló que con este nuevo trabajo comprueban que una vida activa también beneficia el sistema nervioso periférico.
Estudios anteriores con roedores, han demostrado que el cerebro se beneficia de un estilo de vida activo: los animales de laboratorio que viven en ambientes enriquecidos, con ruedas para hacer ejercicio, juguetes y presencia de otros animales, muestran mejor rendimiento en las pruebas de memoria y orientación.
Los expertos que trabajan con la proteína CBP afirman que esta molécula es clave y susceptible de convertirse en una diana terapéutica para aumentar la regeneración después de una lesión medular.
En ensayos con ratones y ratas, administrar un compuesto que aumenta la actividad de la proteína CBP seis horas después de la lesión de la columna, y posteriormente una vez por semana, promovió la regeneración de las fibras nerviosas dañadas.
Tras la lesión y el tratamiento con el fármaco, las ratas, que de otro modo no podían caminar correctamente, recuperaron una movilidad significativa en sus patas traseras, en comparación con los animales de control, sin tratamiento. Por ello, los científicos anunciaron que seguirán con esta investigación para que en un futuro pueda ser probado clínicamente.