Mesa Cuadrada
Por: Gabriel Reyes Cardoso / @GabrielReyesCa3
Son una herencia de aquellas estrategias militares que se convirtieron novelas, después películas y ahora el mayor desafío de la tecnología y la ciencia.
Mirar, oír, interpretar con perversión, sin que te vean, oigan o descubran, es espiar. Una práctica que se forzó negativa y que apasiona a muchos, mientras los espiados no sean ellos.
Tan vieja es esta actividad que del “Ojo de Dios” que vigila a toda la humanidad hemos pasado a los “sistemas de inteligencia” que incluye toda política que confunde seguridad nacional con seguridad para los que espían.
Todos los gobiernos en todos los países lo han hecho y lo hacen.
Las metodologías van desde lo rústico hasta lo sofisticado. Desde lo grotesco hasta lo sublime. El desarrollo industrial y tecnológico es también campo apasionado de esta práctica.
La información es poder, dice uno de las más viejas consejas de la política. Es cierto si se sabe utilizar.
Por eso los gobiernos modernos en lugar de desecharla la han sacado a la luz para que, si es o fue peligrosa, sea, ahora, en verdad “inteligencia” útil. Al revés de su origen, son fuente de estudio para entender que no siempre será necesario vivir en lo obscuro.
En eso pensó el presidente López Obrador al firmar el decreto que quita lo secreto, lo clandestino a todos los materiales de espionaje político recolectados inmoralmente en los últimos años en México y que sólo exhiben la perversión y decadencia de una comunidad nacional que se engendró en la corrupción y la impunidad.
Transparencia es el valor que impera en esta decisión del presidente Lopez Obrador, para entender de dónde venimos y a dónde no debemos regresar. Pretende el presidente que todos incursionemos en practicas de verdad y de responsabilidad.
El presidente nos sugiere una sociedad donde todos sepamos lo que todos hacemos para incluirnos y colaborar mejor en el esfuerzo colectivo. Es también fuente para una mejor justicia.
Esta decisión establece una razón para que esta 4a. Transformación Nacional sea una nueva oportunidad en la que todos participemos con total claridad en una sociedad a la que no le dé ni pena ni vergüenza de su práctica cotidiana. Un país de confianza mutua, condición indispensable para innovarnos todos y todo.
Los archivos que fueron alguna vez fuente de poder para el lado oscuro de nuestra historia, serán ahora memoria abierta a todos porque encontraremos en la consulta libre, contenidos de prevención y corrección que siempre hacen falta en una sociedad inteligente.