La Entrega
Por: Adrián Ruíz / ruizdur@hotmail.com
Con el registro de Luis Miguel Barbosa como candidato a la gubernatura ante el INE, se confirmó lo expuesto por el presidente AMLO hace meses: “Al único que reconozco como gobernador es al representante de Morena”.
Desde ese momento y después de la desgracia aérea ocurrida a Martha Erika Alonso y cuatro personas más, la suerte estaba echada a favor del ex senador.
Sólo otra desgracia impediría que Barbosa asuma el mandato de Puebla. Las encuestas y oposiciones fueron simples formulismos. La decisión, como siempre, la asumió quien manda en México.
En los planes de López Obrador nunca hubo otra alternativa. Como suele hacerlo y a su particular estilo, dejó que otros –Alejandro Armenta y Nancy de la Sierra– hicieran sus apuestas. Los dados cargados para la jugada no fueron cambiados y el resultado se sabía.
Al mismo tiempo, mandó un mensaje claro a su compañero de mil batallas, Ricardo Monreal, principal impulsor de Alejandro Armenta desde la presidencia del Senado.
Las batallas en política no se ganan con bravuconadas. Ya le ocurrió una vez cuando lo relegó en la sustitución del gobierno de Ciudad de México.
La situación ocasionó un distanciamiento entre él y López Obrador. Sin embargo, no lo hizo jefe de Gobierno, luego limaron asperezas con las disculpas correspondientes, pero se quedó como las novias de pueblo.
Una vez consumada la jugada, Barbosa Huerta tendrá dos misiones riesgosas que cumplir para ganar la elección y llegar como un gobernador fuerte.
La primera es evitar divisiones entre los morenistas en Puebla y conseguir que todos, o por lo menos la mayoría, jalen parejo. Y la segunda, tal vez la más complicada, motivar al electorado poblano a participar en la elección.
En estos momentos, a la ciudadanía parece no interesarle el proceso extraordinario del próximo 2 de junio. Y si el candidato de Morena no consigue por lo menos el millón 200 mil votos que logró cuando perdió ante Martha Erika, será un mandatario cuestionado.
Sumar a Alejandro Armenta y la gente que lo apoya será prioritario para evitar la división. El senador no está conforme con el resultado. Nancy de la Sierra, de inmediato –como acostumbra– se puso a los pies del candidato.
Y es que no tenía alternativa porque su esposo, el diputado José Juan Espinosa, está en capilla por sus cuentas públicas como alcalde de San Pedro Cholula y abierto opositor del futuro gobernador de Puebla.
REPORTE DEL INFORMANTE
Salva el pellejo. El corto pero fructífero paso por la SEP sirvió para que Ignacio Alvízar sumara otra raya más al tigre. La venta de plazas federales que hizo fue descubierta y lo llamaron a rendir cuentas.
Nachito, como es conocido, fue llamado para explicar la expedición de 10 plazas de maestros a nivel federal –que presentan irregularidades– durante su permanencia como secretario.
Las plazas para sus cuates, cotizadas entre 300 mil y 500 mil pesos, fueron autorizadas por Nachito; estas correspondían a los municipios más apartados del estado. Sin embargo, operó para que los beneficiados laboren cerca de la capital.