De los municipios que conforman la zona, únicamente Quecholac registró una disminución de casos, ya que en 2016 hubo cinco, 12 en 2017 y siete el año pasado, según el SESNSP.
Por: Guadalupe Juárez
La violencia se anidó en el triángulo rojo. A pesar de que desde 2017 se combatió a las bandas de robo de combustible en los municipios que se consideraron en su momento como focos rojos, los asesinatos no frenaron.
Es el caso de Palmar de Bravo, Acatzingo y Tepeaca, donde pese a la presencia de militares durante los últimos dos años y que se registró una reducción considerable en la ordeña a los ductos de Petróleos Mexicanos, los asesinatos con arma de fuego repuntaron el año pasado, de acuerdo con datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP).
El triángulo rojo es también donde al inicio de este 2019 se han registrado balaceras y han hallado cadáveres a diario.
En Palmar de Bravo —donde las bandas de huachicoleros se habían adueñado de las calles y reclutado a menores de edad—, los asesinatos aumentaron año con año sin dar tregua.
Mientras en 2015 se contabilizaron 11 casos perpetrados con arma de fuego, al año siguiente incrementaron a 17, 12 de ellos con arma de fuego y cinco con otro objeto.
Pero para 2017 —cuando inició la lucha frontal del gobierno estatal contra los huachicoleros—, aunque se mantuvo el mismo número de casos, fue el uso de un arma el que se incrementó, pues se registraron 14 homicidios con una pistola y sólo tres con algún otro objeto.
En 2018, al final de la administración estatal, los casos se dispararon con 27 homicidios dolosos, de los cuales, 22 fueron cometidos con arma de fuego, dos con arma blanca y tres con otro objeto no especificado.
Tepeaca, caracterizado por ser de las primeras regiones donde se detectaron a los también conocidos como chupaductos, pasaron de contabilizar en 2015 cinco asesinatos, tres de ellos perpetrados con arma de fuego, a 10 casos en 2017, de los que seis fueron cometidos con arma de fuego.
El año pasado la cifra aumentó, con 13 asesinatos, de los cuales en 10 el agresor utilizó un arma de fuego.
En Acatzingo —donde los grupos delictivos protagonizaron una balacera en un campo de beisbol donde había familias enteras en las gradas— los asesinatos también fueron al alza.
En dicho municipio, pasaron de seis homicidios —cinco con arma de fuego— a siete un año después, a disminuir a cinco durante 2017, pero volver a incrementarse en 2018 a 16 casos, de los cuales en 14 el delincuente utilizó un arma de fuego para arrebatarle la vida a su víctima.
Un caso similar ocurrió en Amozoc, donde los asesinatos fueron incrementando con el paso de los años al registrar ocho en 2016 y 12 durante el año pasado. En esta zona era común que los delincuentes enfrentaran de forma abierta a la Policía Municipal e incluso llegaron a quitarles la vida.
Quecholac es el único municipio del triángulo rojo donde disminuyeron los casos. En 2016 hubo cinco asesinatos, 12 durante 2017 y siete en 2018.