Siguen hospitalizados 33 quemados. Experto de la UNAM señala que la “mentalidad de masas” fue unfactor clave en desarrollo de la tragedia


Por
Alina Archundia Ramírez/Redacción

Fotos: Agencia Cuartoscuro

La Secretaría de Salud informó que continúan hospitalizados 33 heridos por la explosión de un ducto en Tlahuelilpan, Hidalgo, y desde el 18 de enero ‒cuando ocurrió el accidente‒ hasta ayer habían fallecido en total 114 personas por esa causa.

En un comunicado, la dependencia indicó que, en los hospitales han muerto 46 pacientes a causa de las quemaduras que sufrieron.

El subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell Ramírez, detalló que de las 33 personas que permanecen internadas, 23 están en unidades de la Ciudad de México, cuatro en el Estado de México, tres en Hidalgo y tres en Galveston, Texas.

Debido a que en el momento de la explosión respiraron aire caliente y sufrieron quemaduras en tráquea y bronquios, algunos de los pacientes tienen más propensión a presentar infecciones sistémicas en riñones, en la función cardiovascular y vías respiratorias.

López-Gatell señaló que al atender la emergencia de manera coordinada el sector salud pudo dar respuesta oportuna y salvar vidas.


Mentalidad de masas prevaleció: experto UNAM
Para Óscar Clavellina, académico de las facultades de Psicología y de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, en los hechos ocurridos en Tlahuelilpan, Hidalgo, donde varias personas recolectaron combustible de una toma clandestina en un ducto de Pemex pese al peligro que representaba, prevaleció una mentalidad de grupo o de masas.

“No es que hayan perdido su individualidad, sino que forman parte de un grupo, de una masa que va hacia la misma dirección de todo el colectivo”, opinó al comentar que las personas que llegaron al lugar para llevarse el hidrocarburo no midieron el peligro, debido una “despersonalización”.

En entrevista, el maestro en Filosofía de la Ciencia y Antropología indicó que es muy fácil manipular masas porque hay una sola consciencia social sin importar, incluso, su grado de estudios, “una masa compuesta por personas despersonalizadas es muy fácil de manipular”.

De acuerdo con el académico, las características de la sociedad mexicana, donde prevalece “una falta de identidad terrible, en la que se incorpora la idea del agandalle, es decir, la corrupción”, también explica por qué las personas se expusieron a un riesgo extremo.

Al respecto, consideró que la falta de identidad puede ser considerada un lastre psíquico y emocional desde la época de La Conquista, pues “sentimos que somos parte de algo, pero al final, no sabemos qué somos realmente; entonces, aunque somos mexicanos, parecería que luchamos contra un extraño, gana el egoísmo. Primero yo, luego yo y al último yo. Ignoramos que todos somos México”.

Transferencia de culpa

Otro factor que motivó a las personas a participar en la sustracción de gasolina en la toma clandestina es el arraigo que tiene el mexicano de culpar a otro por sus actos y así evadir la propia responsabilidad.

De tal manera que al juntarse en una masa de personas dichos factores, “el egoísmo se hizo exponencial y se desató un frenesí por el agandalle; no es porque se necesite, no es una cuestión de pobreza, eso ya es un cliché para evadir la responsabilidad que cada quien debiera asumir”, planteó.

Opinó que muestra de ello son las figuras del llamado huachicolero, el narcotraficante, los migrantes ilegales o los terroristas, que “son el síntoma, el pretexto, la fuga que da cauce a la problemática social y económica que hemos generado como sociedad y que no queremos remediar al tomar nuestra propia responsabilidad”.

Clavellina también estimó que esta explosión que tuvo consecuencias negativas en el corto plazo, con más de 100 personas muertas, las tendrá positivas a largo plazo, “al hacernos responsables de nuestros actos”.

“Tenemos que identificarnos con el país que queremos: un país corrupto en el que impere la dinámica del agandalle, la ley de la selva y el egoísmo, o un país que sea para todos”, comentó.

Por lo anterior, el académico de la UNAM subrayó que mientras las nuevas generaciones no se eduquen con valores desde y en sus hogares, seguirán existiendo fallas en la sociedad.

“La escuela no es suficiente. Sigue imperando el dicho de que ‘la educación se mama’. Debemos enriquecer la educación informal, la de casa con platicas en familia, compartir, debatir, leer e inculcar valores que permitan ver al otro como su semejante, y no su enemigo”, enfatizó.

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