Figuraciones Mías
Por: Neftalí Coria /@neftalicoria
Se acaban de cumplir cinco años de la partida de José Emilio Pacheco y justo hace unos días, hablaba de su narrativa en la que aborda de manera extraordinaria la adolescencia. Decía yo que los textos más hondos y reveladores sobre esta edad donde el amor doliente comienza, son “El principio del placer” y “Batallas en el desierto”, sin dejar de atender otros cuentos como “La reina”, entre otros. ¿Y de qué manera serían útiles esos libros y cómo funcionarían entre los lectores de esas turbulentas edades?, me preguntaba la persona con quien sucedía la conversación. Y trataré de reproducir mi respuesta y buscar explicar por qué los adolescentes mexicanos deberían leer estas dos pequeñas obras maestras.
“Batallas en el desierto”, cuenta la historia de un niño que se enamora de la madre de su mejor amigo y vemos con claridad el mundo imaginativo que reina en la vida de un niño que sueña con el amor, como si el mundo fuera fácil de poseerlo en plenitud y bajo la mirada del enamorado que encontró el objeto amatorio a su “perfecta” medida. No ve –enmedio de la nublazón que nos posee cuando se ama– que aquello será imposible hasta los límites de la desolación primigenia y natural del sufrimiento, ante los amores imposibles y tampoco puede ver la imposibilidad de realizar su sueño al que además –la mamá de su amigo, atiza dándole un beso en la boca al niño y haciendo de su corazón una presa que ha sido cazada–. Hablamos de una breve novela mexicana o un relato largo, que también debe ser de utilidad, para que los muy jóvenes, allí revisen las costumbres y las maneras de vida del tiempo en que ocurre el relato, que observen el contexto para la mayor comprensión de la historia reciente de este país, cuando las trasnacionales comenzaban a ser parte de la vida mexicana y que con el tiempo, su inundación a lo largo y ancho del país, es algo “natural”. Nada mal les vendría a los iniciales lectores de la secundaria, revisar, como fue transformándose el lenguaje permitiendo llamarle “Klinex” a las toallas desechables, por ejemplo, porque en la historia, desde donde el protagonista lo narra, ya pasaron los años y desde la nostalgia es que narra aquello en que sus sentimientos estuvieron envueltos en el sueño amoroso. En esta obra, los iniciales lectores, pueden aprender que en la literatura se conocen los sentimientos y hay lecciones en ella, para la educación sentimental.
Quizás no le haya respondido completamente a la persona que me hiciera tan importante pregunta sobre las obras de las que he sido lector añejo. Sin embargo, me parece que esta novela, como otras muchas de nuestros autores mexicanos, deberían formar parte de las lecturas obligadas para los adolescentes mexicanos que ha sido abandonados por los libros y el buen hábito de la lectura de ficción.
Ahora apliquemos la pregunta al cuento “El principio del placer”, del que con frecuencia recomiendo en mis charlas con jóvenes. La historia de este, no es menor que la de “Batallas en el desierto”, agregando aquí, que la edad del personaje central que funge como narrador, es justo durante la adolescencia y a diferencia de “Batallas en el desierto” que sucede en la Ciudad de México, esta historia sucede en Veracruz. ¿Y qué más se agrega a esta fábula espléndida? Aquí está también el amor y la entrega al ejercicio amatorio pleno y la inocencia ante el placer de amar, y ya decididamente el principio del ejercicio erótico (Aquí el personaje alude a la hermosura del cuerpo de la amada).
El personaje, se enfrenta al sueño del amor y la pasión, pero también debe enfrentar la realidad de la traición que sucede como bofetada que nunca esperó, porque el mundo que antes vivió no era así. El protagonista se enfrenta a los riesgos del amor y la mentira, el juego de azar en el que no basta la suerte, sino esas condiciones de las diferencias sociales entre los amantes que enfrentan la diferencia y las miradas totalmente distintas a los sentimientos, porque la consecuencia de las diferencias de clase, están bien claras en este relato con final desesperado y triste, incluyendo la decepción que sucede en la idolatría de dos luchadores que son los ídolos de la lucha libre que el adolescente admira sinceramente, cuando los ve juntos como amigos emborrachándose en uno de los restaurancillos de Mocambo como dos buenos compinches, cuando él los conocía como acérrimos rivales sobre el cuadrilátero y, donde también ve, en aquella arena maldita de la playa sucia, desde donde nadie lo ve, a la amada en un plenilunio amoroso con el chofer que contribuyó a su enamoramiento con aquella muchacha que ahora tenía en sus brazos. ¿Ese es el principio del placer?, se pregunta el personaje maldiciendo al mundo y aquella realidad a la que habrá que enfrentar el futuro y donde hay que saber que el amor, la amistad, la vida, es también ese golpe que allí está recibiendo como un puñetazo a la inocente quijada.
Sin duda, servirá leer estos textos sobre la adolescencia que con rigor y maestría escribió José Emilio Pacheco. Leerlos, estoy seguro, que mucho más les dará a los jóvenes lectores, y estoy seguro también, que habrá otros saberes del corazón que allí mismo descubrirán y que tal vez yo no he descubierto. Este es mi recuerdo para el magnifico José