Una Novelita por entregas
Por: Mario Alberto Mejía / @QuintaMam
CXLVII
(Cena en The Palm, circa 2003)
Alarmado por los resultados de las encuestas, don Malaquías Morales empezó a apretar los cinturones. A los líderes naturales que simpatizaban con Torrín les advirtió que sus cuentas públicas podrían tener problemas. A los expresidentes municipales les dijo que no estuvieran tan confiados porque sus muertitos guardados en el ropero podrían aparecer. Torrín se enteró de las amenazas veladas y convocó a sus amigos a apoyarlo discretamente. El gobernador se enteró que su hijo Fer convocaba comidas y cenas a favor de Torrín. Le llamó la atención. No tuvo éxito. Supo también que a esas reuniones acudían, entre otros, el Meme Ochoa y El Compadre Cortina, convertido ahora en el presidente de la Gran Comisión del Congreso del estado. Por separado, les pidió que no lo hicieran. Ambos negaron las versiones. Ochoa, incluso, le dijo que su candidato era Germán Fierro.
En San Lázaro inició una embestida en contra de la profesora Elba Esther. Emilio Chuayffet fue el promotor. El golpe de estado técnico fue brutal y el exgobernador del Estado de México quedó al frente de la bancada del PRI. En solidaridad con Gordillo, Moheno Vale renunció al Comité de Administración. Alentado por Malaquías Morales, dio la instrucción de reactivar la promoción a su persona en el interior del estado. Pronto las encuestas dieron fe de su crecimiento. Había un empate técnico entre éste y Torrín.
En enero de 2004, Moheno Vale se casó con Martha Érika Alonso. A la boda acudió todo Puebla. Torrín se puso smoking –como todos los invitados– y ocupó una mesa con algunos simpatizantes. Cuando El Negrito –hermano del gobernador– lo descubrió, le dio un abrazo de lo más afectuoso y empezó a llevarlo de mesa en mesa: “Quiero presentarles al próximo gobernador de nuestro estado”. Don Malaquías, sentado en la mesa de honor, se enteró de los dichos de su hermano por boca del senador Fierro. Lo mandó llamar y le llamó la atención. “No te apures, hermanito, es para hacer enojar al dizque senador Fierro”, le dijo. Y soltó la carcajada.
Germán Fierro se empezó a poner nervioso ante la falta de la famosa señal. Así se lo hizo saber a Ernesto Eguren.
—Pasan los días y nomás no veo la señal, querido Ernesto.
—Tranquilo, señor, el gobernador está muy metido ya en esa reflexión, ¿eh?
—Es que veo que Torrín sube y baja por todo el estado, y Moheno Vale hace una promoción de la puta madre y yo nomás no puedo moverme.
—Tranquilo, senador, tranquilo. Hay que esperar un poco más.
—Es que el que espera, desespera, carajo.
La versión de que el senador Fierro sería el candidato empezó a circular en la clase política gracias a que don Malaquías empezó a compartir que ya tenía a su sucesor.
—¡Pero gobernador no pone gobernador, papá! —le decía su hijo Fer.
—No, hijo, pero cada gobernador hace su luchita.
—Mira a Fraudlett: quiso poner a José Luis Rosas y tú le ganaste con tus dos mil compadres. Torrín es como tú: también tiene un chingo de compadres.
Convocado por el expresidente Carlos Salinas de Gortari, don Malaquías se fue a cenar con él al restaurante The Palm. Tras los saludos y las anécdotas de rigor, Salinas le preguntó al gobernador si ya había pensado en su sucesor. “Ya tengo perfilado uno, Carlos”. Y soltó el nombre de Germán Fierro. Al término de la cena, rumbo a su casa de Las Lomas de Chapultepec, el expresidente le confió a su secretario particular la parte central de la reciente conversación. Éste no tardó en contarle a Beto Ventosa, amigo de la juventud, lo dicho por el gobernador. Beto a su vez se lo contó a Juan Pablo Vergara, quien le deslizó el comentario a Fernando Mandarilla.
Ante el riesgo de que el senador Fierro resultara el probable candidato a Casa Puebla, los equipos de Moheno Vale y de Torrín se reunieron en la casa del primero. A ese encuentro acudieron, además de las cabezas de grupos, Mandarilla y López Rabasa. Ponderaron el dicho del gobernador a Salinas y decidieron sumar fuerzas en aras de que esa decisión no prosperara. Acordaron reunirse regularmente y cruzar fichas e información. Torrín Mares le pidió a Fito Karam que se colgara de los teléfonos del senador. Fer Morales ofreció sus servicios para investigar si su padre en realidad había tenido ese encuentro con Salinas. Días después lo confirmó. La operación contra Germán Fierro estaba en marcha.
(Continuará)…