Por Guadalupe juárez
Poco importó la temperatura, las gotas de sudor y los cerca de dos kilómetros por recorrer. A los asistentes los unía un objetivo: llegar al primer acto masivo de quien hace dos años también partió de las entrañas de San Andrés Azumiatla rumbo a la alcaldía de 2014. Y ayer, como símbolo de buen augurio, dijeron, hacia la gubernatura de 2016.
La algarabía los recibió. Entre tamborazos y cumbias de sonidos pegajosos, la caminata valió la pena para algunos. Otros preferieron las bolsas de plástico que contenían un jugo de lata y un emparedado, junto con una bandera con las siglas del blanquiazul, las del Partido del Trabajo o las de Compromiso por Puebla, mientras esperaban por casi media hora que arribara su candidato.
La espera no fue larga. Primero llegó su esposa, Dinorah López de Gali. Minutos después, y gracias al “aventón” de Xóchitl Gálvez, delegada de Miguel Hidalgo de la Ciudad de México, el aspirante a Casa Puebla pudo asistir a su evento.
Los discursos políticos plagaron el programa. Entre porras y cánticos de apoyo para Gali Fayad, él se desvivía por complacerlos. Poco le importaron las poses o su cuidado personal: lo mismo les regalaba una selfie de pie que, acostado en la tarima, lanzaba besos a todos lados.
Gali desbordaba energía, retroalimentada por los asistentes con gritos de emoción y prolongados aplausos. Incluso, hubo quienes no se conformaron hasta estrechar su mano o, por qué no, escucharlo cantar.
Sara lleva 15 minutos caminando. Entre ella y los intensos rayos del sol del mediodía está la hoja de un volante de comida rápida.
—Tú tienes la culpa por querer ver al Tony Gali —le reprocha otra mujer a Sara, con el cansancio provocado por el esfuerzo.
—Sí lo quería ver, pero no es para tanto. Pensé que nos quedaba más cerquita —responde Sara con jadeos y relamiéndose los labios por la sed, pero sin dejar de caminar. Las dos mujeres viven en la colonia Loma Bella, ubicada al sur de la ciudad de Puebla, quienes, sin pertenecer al PAN, decidieron asistir al evento.
Sin embargo, la fila de personas que acudían al primer mitin del candidato de la coalición Sigamos Adelante por la gubernatura, Antonio Gali Fayad, parecía interminable. Los vehículos varados en los dos carriles de la carretera, que fueron insuficientes para los camiones de transporte público o para las camionetas, impedían el paso.
Los terrenos baldíos se convirtieron en un estacionamiento gigantesco que también ofrecía servicios de autolavado. Las tiendas se volvieron los únicos centros de abasto para la compra de botellas de agua y refrescos. Incluso algunas casas aprovecharon para ofrecer el acceso a sus sanitarios por cinco pesos.
La carretera sirvió como punto de encuentro para las cerca de 15 mil personas: desde las más sencillas, que acudían protegiéndose del sol con los primeros artículos de promoción del candidato: las infaltables sombrillas, hasta las que forman parte del equipo de campaña de Gali Fayad, como Mario Rincón González o el delegado de Acción Nacional (PAN), Marcelo García Almaguer.
Entre selfies , porras y música del corazón
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